Escogiendo Cultivar

“El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada.” – Proverbios 13:4 

Nadie quiere que le digan que es perezoso o ser visto como tal.

Leyendo los versículos de hoy podemos pensar: “Esto no tiene que ver conmigo. Soy muy trabajadora.”

Pero mientras estaba preparándome y orando sobre lo que Dios quería que compartiera hoy, mi mente siempre traía la palabra “alma”. El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma del diligente será prosperada.

Y me pregunto, ¿cómo está mi alma estos días? ¿Como está la tuya?

Cuando leemos del perezoso en Proverbios 24:30-34, vemos a un hombre descuidado, con un campo lleno de maleza. Un campo lleno de espinas, cubierto de ortigas con linderos desgastados.

Me han dicho que nuestras almas son como los jardines. Tenemos que trabajar intencionalmente en el “jardín de nuestras almas” para eliminar la maleza, como la falta de perdón, los celos y el orgullo. La jardinería toma tiempo para hacer un buen trabajo, no se puede apresurar o tomar atajos.

Recuerdo una vez en la que mi esposo y yo queríamos cambiar las plantas del jardín. En vez de limpiarlo por completo, quitar todos los escombros, toda la suciedad y poner una nueva capa protectora de tierra, pensamos que sería demasiado trabajo y optamos por no hacerlo.

Al principio no se podía notar que no habíamos arrasado con la maleza antes de plantar las flores. Pero a la semana siguiente, comenzó a crecer junto a las flores. Si no las hubiéramos cambiado, habrían crecido sin control y destruirían las flores nuevas.

Y me pregunto, ¿cuán perezosa me he vuelto con el cuidado de mi alma? ¿He colocado una capa “protectora de malezas” sobre mi jardín – la aplicación de la Palabra de Dios – para ayudar a prevenir que las malas hierbas crezcan en mi vida? ¿Estoy permitiendo que el verdadero jardinero, Jesús, me muestre gentilmente esas malas hierbas que crecen en mi corazón, y le estoy permitiendo que las quite?

La Biblia dice que de la abundancia de nuestro corazón habla nuestra boca (Lucas 6:45). ¿Qué palabras han salido de mi boca últimamente que revelan la condición de mi corazón?

Proverbios 13:4 hace contraste de dos almas. El alma del perezoso desea y nada consigue, mientras el alma del diligente es prosperada.

Amigas, nos crearon para trabajar. Cuando Dios creó a Adán y Eva por primera vez, los colocó en un hermoso jardín para trabajar y cultivar. Al igual que ellos, Dios nos ha colocado justo donde Él quiere que trabajemos y crezcamos. No debemos ser perezosas en el cultivo de nuestras vidas, así como en el cultivo de nuestras almas. Van juntos. Así como van nuestras almas, así va nuestra vida.

Cuando elegimos caminar en sabiduría, elegimos ser mujeres que profundizan en la Palabra de Dios; Mujeres que obtienen la verdad de Sus palabras bajo nuestras uñas, mujeres que plantan su verdad en el suelo de nuestros corazones, y mujeres que diariamente riegan nuestras almas con Su agua viva.

Amigas, hay mucho trabajo en este mundo. Remanguemos nuestras camisas, profundicemos en la sabiduría que nos da la Biblia y ¡cultivemos Su verdad en nuestras vidas y en las comunidades en las que hemos sido plantadas!

¿Cómo estás cultivando tu alma, tu hogar, y esa comunidad en la que vives?

Desafío: Durante esta semana, busca ese tiempo en oración para preguntarle a Dios si existe alguna maleza en tu corazón que debe ser removida y pídele que lo haga. Si él te revela algo, sé fuerte y actúa sobre eso. No esperes en ser obediente.

Por Ángela Perritt

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