Hiriéndonos los unos a los otros

"¡Profe, ese niño dijo que yo soy fea!", "Tía: ¡Ella me quitó mi juguete!"... Estas son solo algunas de las pequeñas discusiones que escuchamos los domingos antes de iniciar la clase... El pecado ha dañado las relaciones humanas y puede verse incluso en el juego de los niños, pero muchos vivimos esperando que las cosas sean diferentes...

Cuando Adán y Eva pecaron quebrantaron su relación con Dios, y aunque fue lo más terrible que pudo pasarle a la humanidad, no fue la única relación afectada. Si vemos al inicio de Génesis, después de la caída, la relación entre Adán y Eva sufrió un cambio drástico, el pecado la arruinó e hizo lo mismo con todas las relaciones humanas. Si te parece que exagero, veamos Génesis 4:8.

“Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató”.

¿Qué sigue después? Dios pregunta a Caín por Abel... y esta es su respuesta,

“Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?”

En estos dos versículos vemos cómo Caín (lleno de envidia) engañó a Abel, lo mató y luego mintió a Dios. ¡Cuánto pecado en tan sólo dos versículos! Ahora, ese fue el primer pecado luego del de Adán y Eva, ¡un homicidio! El pecado arruinó nuestras relaciones.

Quizás tú no mates a nadie, quizás yo tampoco lo haga... Ante nuestros ojos carnales matar es peor que ofender, pero Jesús dijo que aquél que mira una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón. Siguiendo ese parámetro, entonces cuando nos enojamos con los demás, cuando pensamos mal de ellos, cuando los herimos, ¡YA LOS MATAMOS EN NUESTRO CORAZÓN! Jesús dijo que la sanción para el enojo contra el hermano es la misma que la del homicidio (Mateo 5:21-22).

Querida amiga, yo no soy mejor que Caín. Muchas veces más de lo que quisiera el pecado se mete entre mis relaciones con los demás, una conversación de 3 minutos puede estar llena de sarcasmo o de chisme o de egoísmo, pecado y más pecado y más pecado. Resulta bastante frustrante, pero hay una Buena Noticia…

Cuando Jesús murió en la cruz no sólo nos libró de la ira de Dios y restauró nuestra relación con Él, también lo hizo con nuestras relaciones interpersonales... Sí, el pecado creó un abismo entre nosotros, pero ¡Evangelio! Tenemos un Puente más grande que el más profundo de los abismos, que el más oscuro de nuestros pecados, que nos une nuevamente y nos permite amarnos como Dios lo diseñó.

Entonces... ¿Por qué si creemos en Jesús y le amamos nuestras relaciones siguen siendo difíciles? Creo que hay dos respuestas, la primera es que aún hay pecado en nosotros pues no hemos sido glorificados y nuestra naturaleza caída tiende a pecar, pero más importante es que... Seguimos cayendo en ese abismo porque NO USAMOS EL PUENTE, no amamos como Jesús nos enseñó, no morimos a nosotros mismos, no tenemos al otro como superior a nosotros, no perdonamos 70 veces 7... No amamos a través de Jesús... Me recuerda mucho a mi país donde los peatones teniendo un puente peatonal prefieren exponerse a ser atropellados y cruzar por la carretera, no seamos necios ¡Usemos el Puente!

Por Clara Nathalie Sánchez Díaz

 

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