Ideas para fortalecer la relación de tus hijos con Dios

Creo que, como madres, todas estamos preocupadas por la relación de nuestros hijos con Dios. Pero, a veces, no hacemos mucho por ayudarles a fortalecer esa relación personal con el Señor, y no porque no queremos, sino porque no sabemos cómo hacerlo.

Por eso hoy te traigo algunas ideas para que puedas poner en práctica y puedas empezar a ayudar a tus hijos en su relación con Dios.

Habla de Dios con ellos.

No como una teóloga, sino como una mujer que tiene su propia relación personal con Dios. Relaciona la Biblia con tu vida diaria, da ejemplos de la Palabra, menciona versículos, hablen sobre situaciones cotidianas bajo la perspectiva de Dios. Utiliza cada momento que puedas para hablar con ellos sobre Dios y sobre la manera en la que Él nos dice que debemos vivir. 

Hazles preguntas que les hagan pensar.

¿Qué crees que haría Jesús en esta situación? ¿Qué piensas que dice la Biblia sobre este tema? ¿Te parece que ese es un comportamiento/vocabulario/pensamiento que un creyente debe tener? ¿Por qué o por qué no?

Hacerles preguntas les ayuda a pensar en las respuestas de manera bíblica y abre la comunicación para que también tú compartas tu punto de vista y les ayudes en los momentos en los que no saben qué responder. 

Comparte tus luchas espirituales.

Comparte con ellos los momentos en los que tienes alguna lucha espiritual, en los que no sabes exactamente qué hacer y buscas la guía de Dios, en los que estás triste y necesitas consuelo a través de la Palabra, en los que estás enfadada y acudes al Señor con tu enojo, en los que sabes que has hecho mal, pides perdón y confiesas tu pecado... Verte a ti lidiar con esas cosas los ayudará a ver el modo de resolver sus propios conflictos cuando estos surjan. 

Anímales a hablar con Dios.

Es precioso orar con nuestros hijos. Pero, a medida que se van haciendo mayores, es más precioso aún inculcarles el hábito de orar ellos mismos. Desde que son pequeños, enséñales a orar por personas, cosas y situaciones. Cuando vengan con alguna situación hazles preguntas como: “¿estás orando por eso?”. O cuando surge alguna diferencia en casa, anímales a orar también: “Oremos un par de días por esto y después nos sentamos a hablar”.

Enséñales que Dios está con ellos en todo momento. 

Tus hijos deben saber que Dios no solo está con ellos, los ve y los escucha en casa, en el momento en el que están orando o abren la Biblia. Deben ser conscientes de que Dios está ahí todo el tiempo, en todo lugar, en toda situación y que pueden recurrir a Él en el colegio, en el trabajo, en decisiones cuando están con sus amigos… en todo momento y lugar Dios los puede oír y ayudar. 

Aprovecha los momentos “muertos”.

En el camino a la escuela caminando, en el transporte o en el carro, esperando en una cola, en la sala de espera del médico o del dentista, conversa con ellos sobre algún versículo, aprovechen a memorizar o retomen alguna conversación o alguna pregunta que hayan hecho antes.

Quizás llevas también a algún otro niño a la escuela, o seas la que conduce en la salida de tus hijos al cine con sus amigos o al centro comercial, o quien esté ayudando en la mudanza a la universidad. Aprovecha esos tiempos no solo para hablar con ellos, sino también con cualquier otro amigo suyo que esté con ustedes.

No descuides tu propia vida espiritual.

Cuando no estás pasando tiempo con Dios, cuando no estás orando, cuando no estás leyendo la Biblia, se nota. No me refiero solamente a que no te vean con la Biblia en la mano, sino a que, cuando tu vida espiritual falla, se nota en nuestro carácter, en nuestras reacciones y en nuestro gozo personal.

Si queremos que nuestros hijos tengan una relación sólida con Dios, lo primero que tenemos que hacer es enseñarles cómo es vivir una relación personal y fructífera con Él. 

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