“Y si hijos también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” – Romanos 8:17
Al dar lectura a este versículo, podemos darnos cuenta de la identidad que tenemos en Cristo Jesús nuestro Señor. Nos dice que somos Sus hijas, Sus herederas y coherederas de la Gracia de Dios.
“…el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.” – 2 Corintios 1:22
Nuestro Padre celestial nos define e identifica como lo acabamos de leer en su Palabra. No te identifican tus sentimientos o tus emociones, o las opiniones de los demás, ni siquiera tus circunstancias.
Lo importante es saber quién eres, quién dice Dios que eres, no lo que te digan las demás personas. “Yo soy lo que dice Dios que soy”.
¿Y qué dice Dios que soy? Vayamos a la Palabra:
- Una nueva criatura (2 Corintios 5:17)
- El templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19)
- Más que Vencedor (Romanos 8:37)
Y muchas cosas más, princesas. Por eso es bueno ir cada día a la Biblia y sumergirnos en ella.
Como Hijas de Dios hemos sido llamadas a hacer la diferencia en este mundo caído. Nos dice el Señor que somos la luz y la sal aquí en la tierra. Por eso no importa lo que tengamos que padecer por agradar a Dios, en primer lugar, antes de querer agradar al hombre.
Es tiempo de levantarnos en fe y hacer las cosas como a Dios le agrada, no importando si tenemos ganas o no, o si entiendo el porqué de las cosas o no. Solo ir y obedecer, recordémoslo. La obediencia trae bendición.
Si nuestro señor Jesús nos dice, “honra a tu padre y a tu madre”, hónralos. Si nos dice “perdona”, perdona y hasta setenta veces siete, esto quiere decir siempre perdonar, no guardar rencor. Si nos dice “pon la otra mejilla”, la ponemos, “camina la segunda milla”, caminemos.
Ocupémonos primeramente de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura, y recordemos que si padecemos juntamente con Cristo, juntamente con Él seremos glorificadas.
“No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” – Apocalipsis 2:10
Por Kary de Zabala