Jesús, el mejor guerrero

Soy madre de tres varones. Ya sabes lo que eso significa, ¿verdad? No importa cuántas veces les recuerdo que deben ser amables y compasivos, siempre encuentran una manera de recordarme que Dios les hizo COMPLETAMENTE muchachos. En su mundo, los palos se convierten en espadas. Los palillos se convierten en varitas. Los sándwiches de mantequilla de maní se convierten en armas. Y nadie tuvo que enseñarles cómo hacer esos fantásticos efectos de sonido tampoco. Es como si hubieran nacido con ellos.

Alguien por favor dígame que se siente identificada. Aaaah.

En la época en que eran pequeños, el tema era siempre el mismo: había el lado oscuro y el lado de la luz. El bien contra el mal. Y en una buena noche – si tenía suerte – el verdadero heroísmo se abría paso brillando y había que rescatar a su hermana pequeña de los chicos malos. Día tras día, nunca parecían quedarse sin historias para actuar. Incluso si los malos eran derrotados la noche anterior, otro villano llegaba inevitablemente para tomar su lugar. Pero de alguna manera estaban listos. Sabían que habría una lucha, pero estaban determinados a mantener su posición. ¿Y si fallaban?

Los buenos siempre ganan.

Amigas, hay otra batalla que está en su fragor en estos momentos. Sin embargo esta no es una batalla que podamos luchar con palos como espadas y tapas de cacerola como escudos. Es la batalla real entre el bien y el mal, y Satanás está tratando cada vez de manera estratégica de convencernos para unir fuerzas con él.

Trata de decirnos que porque somos mujeres, luchar en una batalla no es nuestra primera prioridad. Él se mete con nuestra mente y nos convence de comparar nuestras vidas con la de otras personas hasta que quedamos insatisfechas, que dependamos de nuestras emociones demasiado, a desear la aprobación del hombre – incluso si esto significa ceder a un compromiso – y a dudar de nuestra fuente de confianza y sentido de valor. Encuentra dónde somos débiles (y, es mejor que realmente creas que él lo sabe) y trata de atraernos a su bando.

La Palabra de Dios nos recuerda que con Satanás al acecho, no podemos ser sólo espectadoras en la batalla. Chicas, es el momento de adaptarse y ponernos toda la armadura de Dios. Es el momento de decidir de qué lado estamos, y luego prepararnos de forma inteligente para la batalla. Vamos a mostrarle a Satanás que con el poder de nuestro Dios en nosotras, somos fuertes, decididas y enfocadas, y podemos estar a la altura de las circunstancias. ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en que tú y yo podemos hacer esto? John MacArthur nos muestra estas claves preparatorias para la batalla:

1. Recuerda que el golpe de muerte ya ha sido dado. Cristo – nuestro gran Rey Guerrero – ha vencido a Satanás. Amén (1 Juan 3: 8).

2. Recuerda que el poder que venció a Satanás mora en ti (1 Juan 4: 4).

3. Sé vigilante y firme en la fe (1 Pedro 5: 8-9).

4. No le des a Satanás un lugar en tu vida (Efesios 4:27).

5. No ignores las trampas de Satanás (2 Corintios 2:11).

6. Huye del diablo cuando lo veas venir (Santiago 4: 7).

Podemos estar listas. Sabemos que habrá una lucha, pero podemos estar determinadas a defender nuestra posición con el poder de Dios de nuestro lado. ¿Y acerca de esa batalla?

Sabemos Quién ya la ha ganado.

A través de nuestro estudio de David se nos recuerda a un mejor Guerrero que un día volverá para gobernar y reinar para siempre:

“Entonces vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco! El que está sentado en él se llama Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea”. – Apocalipsis 19:11

La batalla es del Señor. Él es fiel y verdadero, Él reina victorioso y no importa lo que nos enfrentamos en el aquí y el ahora, podemos estar confiados a la espera de ese día. Guerreras, vamos a dejar nuestra duda y desesperación, y a mirarlo a Él…

“Se volvieron y vieron al mismo león, tan brillante y real y fuerte que todo lo demás comenzó al momento a verse pálido y sombrío en comparación con él.” – CS Lewis, Las Crónicas de Narnia

Por Whitney D.

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