La importancia de obedecer a Dios

La mayoría de la gente ve las “rajaduras” que tiene en su vida financiera y creen que esos son los problemas que deben resolver. Para eso entonces consultan con algún asesor financiero, algún banco, o leen algún libro sobre cuáles son las cosas (o pasos) que deben hacer para salir del problema.

Sin embargo, en la gran mayoría de los casos los problemas financieros son solamente la consecuencia de otros problemas más profundos en la vida del individuo, son el resultado de haber violado los Principios eternos colocados por nuestro Creador.

A menos que coloquemos fundamentos sólidos e inamovibles en las bases de nuestra vida, nuestra pared financiera continuará mostrando grietas. No importa las veces que creamos haber solucionado el problema con un parche por aquí y otro por allá. Primero debemos cambiar el ser para luego ser totalmente efectivos en el hacer.

El Dr. Tony Evans, fundador y presidente de La Alternativa Urbana, en Dallas, Texas, cuenta una historia que tiene mucho que ver con el concepto de lo que un “principio” es para nuestra vida.

Se cuenta que un grupo de barcos de la marina había salido a hacer maniobras de combate por varios días. Una noche, estando el capitán de uno de los barcos en la torre de mando, uno de los marineros le indica que ve una luz acercarse por la proa. El capitán, al darse cuenta de que estaban en peligro de chocar, le indica al marinero que haga señales con luces:

–Haga una señal a ese barco y dígale que estamos a punto de chocar. Aconseje que gire treinta grados.

Al volver, la contestación se leía: –Es aconsejable que ustedes giren treinta grados hacia el sur.

El capitán entonces responde: –Vaya, marinero, y dígale a ese irrespetuoso: “Soy capitán de la marina de guerra, y le ordeno que gire treinta grados”.

La respuesta no se hizo esperar: –Soy un marinero de segundo clase. Aconsejo que inmediatamente cambie su curso treinta grados.

En ese momento el capitán estaba totalmente furioso. Gritando a viva voz le dijo al marinero: –Dígale a ese necio: “Esta es la fragata armada Río Grande. Le ordeno que cambie su curso treinta grados”.

Vuelve la contestación: –Este es el Faro de San Sebastián. Cambien su curso o se hunden.

Los Principios económicos que encontramos en la Biblia son “El Faro de San Sebastián”: leyes naturales que no se pueden cambiar. Podemos hacer lo que queramos con nuestra vida, pero si desoímos los Principios de Dios en cuanto a las finanzas, no nos sorprenda que nos vayamos a pique.

Recuerde, los problemas financieros son solamente la consecuencia de otros problemas más profundos en la vida del individuo, son el resultado de haber violado los Principios eternos colocados por nuestro Creador.

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