La influencia de las amistades

“El que anda con sabios, sabio será; más el que se junta con necios será quebrantado.” – Proverbios 13:20

En Proverbios 13:20 se nos dice que deberíamos caminar con aquellos que son sabios y, por ello, nos convertiremos en sabios al aprender los unos de los otros de alguna manera. La manera en la que hablamos, pensamos, nuestra conducta y vocabulario pueden afectar las personas con las que estamos, y viceversa.

¿Has notado que cuando tienes una amiga muy cercana, algunas veces te ríes como ella o quizás usas las mismas frases que ella usa? Sin darnos cuenta somos influenciadas algunas veces. Y es por esto que las Escrituras nos animan a rodearnos de personas sabias. Recuerda que una persona sabia es aquella que ama a Dios profundamente y ve las cosas desde la perspectiva de las Escrituras. Los amigos sabios nos amarán con errores, acné y demás, y nos querrán ayudar a ser mejor personas encaminándonos a las Escrituras.

En Proverbios 22:24-25 encontramos aquellas personas de las que debemos mantenernos alejadas: “No te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma.”

Esta porción de sabiduría está escrita en un cuarteto, que quiere decir que es un verso con cuatro líneas. Dos de las cuales son advertencias y dos de ellas las consecuencias. La ira, el enfado, la contrariedad y las malas actitudes, son como una peste que se contagia y puede infectar a otros. Si nos juntamos con personas que llevan una vida llena de rabia o resentimiento, entonces nos estamos poniendo en una posición de que en vez de ser influenciadas por santidad estaremos siendo influenciadas por la iniquidad (1 Cor.15:33).

El Peligro de la ira

La ira es rebeldía y orgullo. Es un tipo de rebeldía en contra de la providencia y la bondad de Dios. En nuestra ira estamos diciendo claramente “No estoy feliz con lo que estás haciendo Señor, y No pienso que sea Bueno.” También es una señal de orgullo, porque por medio de nuestras actitudes le estamos diciendo que pensamos que nosotras sabemos más que Él. Nuestro enfado generalmente proviene de un corazón que cree “No me merezco esto!”, o “Soy más que todo esto.” La ira desafía la sabiduría de Dios.

Son pecados de los cuales debemos protegernos. La ira en sus formas diversas demerita la justicia Divina de Dios.

Proverbios no nos dice que no amemos o cuidemos a aquellos que tienden a ser iracundos. Y la verdad muchos de nuestros amigos batallan con la ira. Pero debemos tener cuidado con no contagiarnos de esa mala actitud y buscar la manera de animarlos hacia la paz. Si vemos que estamos siendo encaminadas hacia la iniquidad es importante que hagamos cambios, incluso limitar el tiempo que pasamos con esa persona. Todas debemos buscar rodearnos de personas que son ejemplo de vida, que muestren el fruto del espíritu y que nos animen en nuestro camino a la santidad.

Ahora; quizás esa persona que batalla con la ira somos nosotras mismas, en ese caso necesitamos arrepentirnos y comenzar a crecer en auto-control, al hacerlo saturamos nuestras vidas con las Escrituras, oración y amigos sabios.

Desafío: Deja atrás todo orgullo e identifica esas áreas en tu vida en las que la ira se apodera de ti. La oración es poderosa, así que ora diariamente para que Dios te ayude a terminar con la ira y para que puedas crecer en auto-control y paciencia. Busca a aquellas personas que te aman tal como eres y te animan a vivir en santidad, y pídeles que te apoyen a orar específicamente por eso.

Por Jen Thorn

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