La promesa de un rey mejor

“Y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él” – 2 Samuel 5:10

Siempre y para siempre – dos expresiones que prometen demasiado, pero que muy pocas veces se hacen realidad.

Los enamorados suelen usar estas palabras en todo, desde las tarjetas hasta los votos pronunciados el día de la boda. Los mejores amigos hacen pactos de amistad con estas palabras y usan placas en sus collares para probarlo. Mi hija de siete años utiliza estas palabras cuando me promete que nunca se mudará de mi casa. Ja. Y si cierras los ojos y escuchas muy bien, incluso oirás quizás una buena canción en la radio con esta frase pegadiza de manera repetitiva.

Desde el momento en que somos jóvenes la vida está llena de promesas. Pero vivimos lo suficiente y pronto nos encontramos con que “siempre” y “para siempre” terminan, a menudo, en “algunas veces” o “nunca”.

En este mundo los sueños a menudo se ponen en espera, las posesiones a menudo se pierden, las relaciones que dijimos que eran “para siempre” a menudo terminan sin previo aviso, y la esperanza es a menudo diferida.

Pero opuesto a todo lo que este mundo tiene para ofrecer, Dios nos dio a través de Su Hijo Jesús una promesa que nunca, nunca desaparecerá.

Dios tiene grandes propósitos para tu vida

En los versículos de hoy leemos sobre el nombramiento de David como rey y el hecho de que Dios estaba con él. Esto no era algo sin importancia, porque desde el principio Dios tenía un gran propósito para la vida de David. De ser un joven pastor a ser el rey ungido de Israel, Dios tomó lo que era poco probable y lo colocó en la posición más prominente del reino – una posición que se convertiría en el linaje de un reino que nunca terminaría.

¿Te sientes atrapada o piensas que pasas inadvertida en el lugar en el que te encuentras?

Sigue plantando semillas para el Reino de Dios en el lugar en el que Él te ha puesto.

Dios está contigo. Dios está para ti. El plan de Dios excede a cualquier plan que el mundo pueda ofrecer, así parezca no tener sentido todavía. Espera… Él sabe lo que está haciendo.

Dios cumple Sus promesas 

Tus descendientes vivirán seguros, y afirmaré tu trono, el cual permanecerá para siempre.” 2 Samuel 7:16

En 2 Samuel 5 se nos muestra que David reinó por cuarenta años en Israel, y dos capítulos más adelante el Señor nos promete que el trono de David nunca terminará. Por las Escrituras sabemos que David no vivió para siempre y que esta promesa fue muchísimo más adelante pasando por varios reyes imperfectos.

Pero cuando el “para siempre” se encontraba amenazado, Dios encontró la manera. Un niño nacería de una virgen y cumpliría la necesidad de un hijo de David libre de maldad para que tomara el trono. Su nombre, Jesús, y el Suyo sería un reino que nunca terminaría.

Dios nos ha dado una herencia eterna

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.” Efesios 2:19

¿Cuándo fue la última vez que pensaste sobre el hecho de que, como hija de Dios, eres heredera del tesoro más grande de todo el universo?

Cualquier cosa que deseamos alcanzar en esta tierra, no se compara con lo que tenemos en Cristo: el mundo y todo lo que hay en él (1 Corintios 3:21-23) y la vida eterna con Cristo como nuestra recompensa.

Así que no te desanimes en la espera, y considera este desafío de John Newton: “Imagínate que un hombre va camino a New York para recibir una gran herencia y su auto se avería un kilómetro antes de llegar a la ciudad, lo que le obliga a caminar el resto del camino; pensaríamos que es un tonto si escuchamos que durante el camino no hace más que repetir ‘¡mi auto se averió! ¡mi auto se averió!’”

En este mundo tendremos tribulación, pero vivamos con esperanza mientras esperamos por ese día.

Por medio del linaje de David, un Rey nació con un gran propósito: para establecer Su Reino que no es de este mundo. Y este Rey es para ti. Este rey es poderoso para salvarte, y es digno de toda fidelidad aquí y ahora.

Oh Padre, te pido que nos dejes mirar más allá de nuestras faltas y decepciones, y ayúdanos a tomar posesión de todo lo que tú nos ofreces por medio de tu Hijo Amado Jesús. Padre, ayúdanos a vivir verdaderamente como hijos del Rey.

Por Whitney D.

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