Lo que dará éxito a tus días

¿Alguna vez has tenido de esos días que cuando llegas al final te preguntas en qué se te fue el tiempo? Es muy probable que sí. A todos nos pasa.

Cuando somos muy jóvenes pensamos que el tiempo es eterno y que tenemos toda la vida por delante, así que no importa si malgastamos las horas. Luego, con el paso de los años, nos vamos dando cuenta de que la vida no era tan larga como parecía, los días cada vez nos resultan más cortos y por fin entendemos que las horas perdidas nunca regresarán. El tiempo malgastado será eso, malgastado. Sin embargo, Dios quiere que vivamos de manera diferente.  

Hace unos días leía 1 Corintios capítulo 9 en la Nueva Traducción Viviente y mira cómo dice el versículo 26:  “Por eso yo corro cada paso con propósito. No sólo doy golpes al aire”.

Propósito. Esa es la palabra que debe regir cada día. Cuando vivimos con propósito el tiempo no se malgasta, se invierte. ¿Qué es vivir con propósito? Para una hija de Dios un día se vive con propósito cuando lo hacemos para dar gloria a Dios y conscientes de que tenemos tiempo limitado y no lo malgastamos. Dios nos ha regalado una cantidad de días sobre la Tierra. Diferente para cada cual. Pero al igual que con los demás recursos que Él pone en nuestras manos, espera que lo administremos bien.

Me parece que Moisés, un hombre de Dios que vivió en una época donde no había el apuro ni el estrés del siglo 21, también luchaba con el asunto del tiempo. Tanto así que mira lo que escribió: “Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (salmos 90:12).

Una persona sabia es aquella que comprende la brevedad de la vida. Y si la comprende, entonces hace todo lo que esté a su alcance para vivir cada día con propósito y no dando golpes al aire, es decir, y no perdiendo el tiempo.

Pablo, cientos de años después de Moisés, también nos dejó esta advertencia: “aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos” (Efesios 5:16, NVI). Cada día nos presenta oportunidades, depende de nosotros si las aprovechamos o las dejamos pasar. Mi pastor nos hacía reflexionar en esto usando las palabras de Salomón en Eclesiastés 9:11. Sí, cada día trae oportunidades para todos, pero si malgastamos el tiempo, la oportunidad pasará.

Amiga lectora, cada día es un regalo de 24 horas que Dios nos presenta. Él es su autor, Él tiene planes que son de bien, para ti y para mí, pero lo que hagamos con esas 24 horas depende de nosotras. Quiero exhortarte a que, como Pablo, corras cada día con propósito.

Siéntate a solas con Dios, escúchale. Aunque tengas tu propia agenda, permite que Él te dirija y te indique qué quitar, qué añadir. Vivir cada día con propósito, como dije al principio, es primero que nada, vivir para darle gloria a Dios. ¿Qué quiere Dios que sea tu enfoque hoy? Muchas situaciones se presentarán, pídele discernimiento para saber dónde detenerte y dónde seguir. 

Cada una de nosotras tiene una misión que cumplir en su vida con Dios, en su familia, en su ministerio, donde sea que Él te haya puesto.  El enemigo tratará de desviarte, de entretenerte, e incluso de hacer que malgastes tus 24 horas. ¡Mantente alerta! Recuerda, la vida en realidad no es tan larga como parece y es de sabios entender esto. Y sabio también es abrazar cada día y correrlo con los ojos puestos en Jesús. Si lo haces, independientemente de cuánto tiempo vivas en este planeta, cada uno de ellos será especial incluso cuando se presenten luchas, problemas y dificultades.

La vida que Dios diseñó para ti está llena de propósito, de fruto; es abundante, es plena. El diseño está a tu disposición, ¡tómalo y vívelo! 

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