"Lo que no se exhibe no se vende"

Encontrar faldas de un largo decente en mi país es toda una odisea, dentro de poco tendré que realizar un listado de tiendas para ir descartando y ahorrarme tiempo. Tener que dar clases de anatomía y explicarles a las vendedoras que los "tobillos" y las "rodillas" no quedan en el mismo lugar y que su concepto de "decente" y el mío no es el mismo, y no pretendo que lo sea, son cosas a las que he venido acostumbrándome...  Pero lo que sucedió aquel fin de semana, definitivamente, no era algo que estaba esperando.

Ese viernes, mientras hacía tiempo para que abrieran el cine en una plaza, decidí caminar por algunas tiendas y encontré una con vestidos largos y faldas muy bonitas. "¡Este es mi día!", susurré para mis adentros... Tomé un modelo de cada vestido para probármelos, y bueno... al final todo quedaba muy ajustado o muy corto o muy descubierto. Junto a mí, en el probador, había una señora de unos 45 a 50 años cuyos comentarios le han ganado esta nota.

Ante cada vestido que yo descartaba ella tenía algo que decir, como por ejemplo "no entiendo cómo es que aun siendo gordita te quedan bien los vestidos..." La miré a ver si estaba alucinando y veía a alguien más, ese vestido me quedaba fatal... Y así, vestido tras vestido, hacía más énfasis en que yo no era delgada o esbelta y en lo bien que me lucía esa ropa... Estuve a dos minutos de decirle "apártate de mi Satanás", cuando la cosa se puso peor.

Decidí probarme una falda que por fin me quedaba bien pero al verla frente al espejo noté que era un poco corta. Ese fue el colmo para ella... "¿¡CORTA!?" Gritó con tanto drama como si estuviera buscando un papel para la próxima película dominicana. "Esa falda te queda perfecta (y me recordó) a pesar de que no eres esbelta" Le expliqué que posiblemente iría a la iglesia con ella y que al sentarme descubriría mis muslos y le expliqué que amo a mis hermanos y a las esposas de mis hermanos. "Tú deberías dejar de pensar en los esposos de las hermanas y pensar en el hombre que Dios tiene para ti, que tan cubierta no va ni a mirarte, ¡LO QUE NO SE EXHIBE NO SE VENDE!" Respiré profundo... muy profundo, pero ya no hubo profundidad suficiente cuando me contó que asistía a la misma iglesia que yo, que se convirtió a los 20 años y que  atribuía su soltería al haber vestido modesto durante su juventud.

"Es más, si no quieres verte como yo en 20 años, súbete un poco más esa falda".

¡Cuántas mentiras le ha comprado esa señora al mundo! Y muchas veces a nosotras nos pasa lo mismo y creemos ese tipo de falsedades que a la luz de la Palabra quedan sin base alguna.

---Si hemos decidido creerle a Dios, amarle y honrarle con todo nuestro ser, eso incluye nuestro vestuario.

---No estamos vendiendo nada porque ya fuimos compradas por la sangre de Cristo, de Quien somos esclavas por amor y quien es autor y consumador de nuestra fe.

---Si la voluntad de Dios es que nos casemos, entonces oremos y estemos seguras de que no será con alguien que necesite ver más de nuestro cuerpo para “comprarnos”.

Lo único que debemos pretender descubrir con lo que vestimos es al Dios a quien pertenecemos.

"Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y  mi alma lo sabe muy bien", Salmos 139:13-14.

Oremos que el Señor nos ayude hoy a renunciar a las mentiras que hemos creído con respecto a nuestra apariencia y al uso de la ropa para llamar la atención.  Que podamos reconocernos hermosas como parte de Su creación y reflejar con todo nuestro ser -incluyendo el vestuario- al Dios al que servimos.

¿Alguna vez el mundo te ha hecho creer este tipo de mentiras?

Por Clara Nathalie Sánchez Díaz

Loading controls...