“Jehová es mi pastor; nada me faltará” – Salmos 23:1
Estuve recordando con una amiga muy querida esos tiempos de cuando nuestros hijos eran pequeños. Nos estuvimos riendo mucho y sacudíamos nuestras cabezas al recordar esos momentos increíbles de refinamiento en los años en que estábamos creciendo como padres.
No sé si soy solamente yo, pero los pequeñitos siempre quieren hacer lo opuesto a lo que necesitamos que hagan ¿verdad?
Cuando iba a la izquierda, ellos querían ir a la derecha.
Los subía en el carrito de compras, ellos querían caminar.
Les servía en un plato su comida. Ellos rápidamente la ponían en el piso.
Les llamaba por su nombre. Ellos simplemente se volteaban y salían corriendo lo más rápido posible.
Mis pequeños ansiosos por la independencia sabían lo que querían y lo perseguían con todas sus fuerzas. Con un conocimiento muy limitado del mundo a su alrededor y una baja tolerancia por cualquier cosa que se presentara en su camino, ellos usualmente se alistaban para la batalla y la peleaban con todas las fuerzas y energía que poseían.
Y no siempre fue agradable.
Pero, ¿adivina qué pasó cada vez que trataron de irse por su cuenta? Ellos regresaban, usualmente hambrientos o lastimados… esperando a estar de vuelta con su mamá. Eso que estaban persiguiendo con tanta pasión en la dirección opuesta, no era tan bueno como ellos pensaban.
¿Y cuando no regresaban por su cuenta?
Una madre sabe que hay ocasiones en las que debe perseguir a aquellos que ama.
“Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.” – Salmo 23
Como una niña pequeña, también peleo por mi independencia y quiero tomar mi propio camino. Y ha habido ocasiones en las que he regresado al Padre humillada, hambrienta, o lastimada… reconociendo que Sus caminos son mejores, y deseando una vez más esa comunión tan dulce con Él.
¿Y en esas ocasiones en las que soy demasiado terca para volver por mi cuenta?
Mi compasivo y amoroso Pastor me alcanzará hasta el final.
Él provee… todo lo que necesito en la vida y en la piedad (2 Pedro 1:3). Él amorosamente me muestra que una vida completa en Él es mejor que una vida temporal en el mundo (Juan 10:10).
Él me Guía… en un mundo lleno de distracciones, peligro y caos, Él nos ha equipado con Su Palabra que es luz a nuestro camino (Salmo 119:105) y Su Espíritu nos guiará en la verdad (Juan 16:13).
Él restaura… al pecador, al quebrantado, al abatido. A los que el mundo llama desesperanzados e imposibles de salvar, Jesús tiene el poder de hacer de ellos nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Incluso cuando estábamos muertas en el pecado, Él nos hizo resucitar en Cristo (Efesios 2:4-6).
Él consuela… Alaba a Dios porque no es un Salvador inalcanzable. Por el contrario está con nosotros en medio de nuestro sufrimiento (Hebreos 4:15) y conforta en abundancia como una madre consuela a su pequeño – con una gracia inmerecida, amabilidad y compasión (Isaías 66:13).
Él te busca… dejando a las noventa y nueve, Él irá a buscar a la perdida, no renuncia hasta que te encuentra (Lucas 15:3-7). Su paciencia no se puede medir, porque su corazón es arrepentimiento para todos (2 Pedro 3:9).
El Señor es mi Pastor… Nada me faltará.
¿Te has ido por tu propio camino y te has encontrado perdida y extremadamente cansada en el valle?
Ven a casa. Incluso en el valle – Tu amoroso Pastor anhela darte todo lo que necesitas en Él.
Desafío: Investiga cual es el trabajo en la vida real de un pastor y las maneras como cuida de sus ovejas. ¿De qué maneras paralelas puedes ilustrar la forma maravillosa en la que Dios nos cuida?
Por Whitney D.
