Los pies hermosos traen buenas noticias

“Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz…” – Isaías 52:7

Harriet Tubman, una heroína que no lo parecía, medía 1.52m y sufrió una herida cerebral a los 15 años cuando le lanzaron una pesada pesa de hierro. En los años que siguieron, ella sufrió de ataques de insomnio y migrañas.

Nacida esclava, Tubman sufrió el abuso de sus capataces quienes la golpeaban y llenaban su cuerpo de cicatrices. Fue forzada a poner trampas para animales a través de aguas congeladas llevando unos finos paños para cubrir sus pies.

Probó la libertad y escapó de sus cadenas en 1850. Harriet describió cómo su perspectiva cambió una vez que pisó tierra libre: “miré mis manos para ver si era la misma persona ahora que era libre, había mucha gloria sobre todo, el sol salió como oro a través de los árboles y sobre los campos, y sentí que estaba en el cielo.”

Su respuesta a la emancipación fue arriesgarlo todo para ayudar a guiar a otros a la libertad. En lugar de sentarse en los laureles y disfrutar la vida, voluntariamente escogió la dureza de alcanzar a otros que estaban aún en sus cadenas. Ella regresó noventa veces y guio a 300 personas a la libertad.

Los pies llenos de cicatrices de Harriet Tubman eran hermosos para aquellos que ayudó a rescatar.

Pies hermosos traen buenas nuevas.

Isaías cuenta la historia de cómo el pueblo de Dios fue liberado de la cautividad babilonia. Un exiliado corría desde el campo de batalla como heraldo declarando una salida gloriosa. La paz y la libertad fueron restauradas en el reino. Esta celebración de libertad nos asoma la redención y la victoria en el regreso de Cristo, nuestro Gran Libertador.

En el Nuevo Testamento, vemos cómo los discípulos en la iglesia temprana vivieron con el mismo fervor que Harriet Tubman y el heraldo del tiempo de Isaías. Ellos habían sido liberados del pecado. El mensaje de salvación ardía en sus corazones. Estos mensajeros enfrentaron la prisión y la persecución, y no se preocupaban mucho por su seguridad personal. Ellos respondían a la oposición diciendo, “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” (Hechos 4:20).

Hermanas, Dios se ha mostrado fuerte en nuestro favor. Hemos sido perdonadas y restauradas. Las cadenas de la culpa y la vergüenza se han ido y permanecemos libres en la gloriosa luz del amor y la gracia de Dios.

El perdón es la buena noticia, y somos los pies hermosos que deben compartir la esperanza de salvación. No podemos levantar nuestros pies y sentarnos en nuestros laureles. Podemos ser héroes aunque no lo parezcamos, pero nuestro llamado es el de celebrar nuestra libertad y guiar a otros que aún están encadenados por el pecado hacia la libertad.

¿Cómo darás a conocer el mensaje de Cristo esta semana? ¿Tus hermosos pies llevarán a Jesús a tu familia, tus vecinos y tu mundo?

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