¿Luchas con los celos?

"Los celos se engendran entre los que bien se quieren, del aire que pasa, del sol que toca y aun de la tierra que se pisa", - Miguel de Cervantes

Podría encontrar más y más frases de cómo el mundo a través de todos los medios posibles nos vende los celos como parte del amor. Y no es de sorprenderse en una cultura  que llama a lo bueno malo y a lo malo bueno… De solo pensar en esto me doy cuenta por qué no debemos permitir que la sabiduría popular defina lo que es correcto para nosotras… Miren cómo aparece este famoso pasaje sobre el amor en la Nueva Traducción Viviente:

"El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso  ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia", 1 Corintios 13: 4-7.

Entonces… ¿De dónde vienen los celos? Veamos los que dice la Palabra:

"Pero si tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no seáis arrogantes y así mintáis contra la verdad.  Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica", Santiago 3:14-15.

"Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala", Santiago 3:16.

"Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como hombres?", 1 Corintios 3:3.

¿Leíste bien estas palabras: terrenales, carnales, diabólicos, confusión, cosa mala? No suena para nada piadoso. Y como todo pecado, suele llegar y llenar nuestros corazones como hierba mala, a menos que lo cortemos de raíz…

¿Qué hay en la raíz de tus celos?

En la superficie los celos son esa reacción negativa y pecaminosa que tenemos cuando notamos o sospechamos que los afectos de quienes amamos están en otra cosa o persona. Pero en la raíz pueden haber diferentes cosas, veamos algunas:

1. Egoísmo: Deseos de que el amor de esa persona sea solo nuestro; su atención, detalles y tiempo no puede ni debe ser compartido por nadie más que no seamos nosotras.

2. Temor: Temor a que quienes amamos dejen de amarnos ante la presencia de alguien más en sus vidas.  ¿Te entristece o enoja cuando esa persona pasa tiempo con alguien más? ¿Crees que alguien puede “quitarte tu lugar” en la vida de esa persona?

3. Confusión: Creemos que los afectos de quienes celamos son más importantes que el celo de Dios por nosotros, quien nos amó desde la eternidad, nos rescató y a través de Cristo nos hizo aceptadas en el Amado. ¿Encuentras tu valor en lo que esa persona piense o sienta por ti?

4. Idolatría: Puede que esa persona se esté convirtiendo en un ídolo para nosotras y no nos estemos dando cuenta y nos frusta que ese pequeño dios atiende a otros que no somos nosotras. ¿Pasas más tiempo del debido pensando en esa persona? ¿Dejas cualquier cosa por ella? ¿Te aterra pensar que pueda alejarse de tu vida por alguien más?

5. Deseo de control: Muchas veces somos tan controladoras que deseamos tener control de lo que sienten las personas quienes amamos y la forma en que usan su tiempo.

¿Cómo terminar con esta lucha?

Reconoce que los celos son un pecado y arrepiéntete, confiesa y apártate (Proverbios 28:13)

Deja que el Evangelio brille en esa área de tu vida, permite que el amor de Dios mostrado a través del sacrificio de Cristo llene cada vacío y anhelo de tu corazón.

¡No escuches tu corazón! La Palabra dice que el corazón es engañoso y perverso, así que en su lugar puedes prestarle atención...

Piensa en la Verdad: Aplica Filipenses 4:8, "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad".

Repite estos pasos cada vez que sientas celos.

¿Y tú, luchas con los celos?

Por Clara Nathalie Sánchez Díaz

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