Miedo vs. Confianza

Recuerdo un día, estando sentada en la sala de mi casa, que abrí una carta enviada por el Pastor encargado de Misiones a nivel nacional de la denominación a la cual pertenecía por muchos años. En ella me invitaba a ser la líder de Misiones para todo un distrito. “¿Quién? ¿Yo? Si tan solo soy una chica soltera que recién está estudiando en un instituto bíblico. No soy una chica con credenciales de nada para hacer esa labor. Sí, claro, tengo un llamado, pero ¿yo?”

Te soy honesta, sentí que la invitación me quedaba grande. Era un desafío mayor para mí, sentí miedo, mucha responsabilidad, dudé mucho antes de tomar la decisión.

¿Has sido alguna vez desafiada a tomar un liderazgo o una decisión importante en tu vida, o un desafío por hacer?

¿Te dan miedos los desafíos? Al ponerme en los zapatos de Josué digo: ¡gracias a Dios que no era yo! Con solo pensarlo me aterra el hecho de tener que conducir a todo un pueblo a una tierra desconocida y más encima pelear con pueblos hostiles para conquistarla.

Al igual que Josué, el desafío de llevar al pueblo de Israel a la conquista de la tierra prometida era grande. Además tenía una vara muy alta, la de su antecesor, Moisés, quien fue un gran líder. Sin embargo Josué tomó en serio su llamado y compromiso para llevar a cabo esta misión, porque no estaba solo, tenía el respaldo de Dios y su Palabra. Dios le dijo estas importantes palabras:

Esfuérzate y anímate - Tú serás quien los guíes - Yo iré delante de ti - Estaré contigo - No te dejaré, ni te desampararé - No temas, ni te intimides.” – Deuteronomio 31:7-8

¿No crees tú que Dios sabía muy bien por qué le decía estas palabras tan animantes, tan confortantes? Porque sin duda el desafío era grande y quizás Josué se iba a enfrentar al miedo, a la soledad, a la duda, al cansancio, al desánimo, al abandono. Pero Dios debía animarlo a confiar en Él, en su presencia, en su Palabra, en depender cien por ciento en Dios mismo. Y es que los desafíos no se enfrentan solos, no se hacen a medias, no se dejan de lado, y si lo hacemos es porque no involucramos al Señor en ellos.

Dios promete estar con nosotras, contigo, así como estuvo con Josué y lo sostuvo hasta el final hasta que cumplió con su misión. No fue fácil, nadie ha dicho que la vida es fácil, pero es mejor si decidimos enfrentarla con Dios mismo. Él estará contigo si aceptas ese desafío, llámese liderazgo, servicio, decisión, etc. No estarás sola, no temerás porque es Dios mismo quien nos equipa, nos capacita y nos guía. El temor o miedo es humano, pero la Fe en Cristo es divina, su Palabra es fiel y ella nos sostiene… la vida de Cristo fluyendo por nuestro corazón a fin de servirle y cumplir sus propósitos.

Si el Señor te está llamando, ora, búscale y medita en su Palabra. Estoy segura que la respuesta será sí, él te dará la valentía para enfrentar esos desafíos, como lo hizo con Josué.

Finalmente fui obediente al llamado y dije ¡sí!.

No sabía cómo pero Dios me encaminó, me ayudó a visitar a pastores e iglesias para sembrar la visión misionera. Organizamos la primera conferencia misionera para jóvenes, nos organizamos de tal manera que tuvimos invitados a varios misioneros que estaban trabajando en el campo y fue un lindo trabajo que hasta hoy recuerdo con mucho cariño. 

Dios usa nuestras vasijas rotas para hacer grandes cosas a fin de traer Gloria a su nombre.

Por Elba Castañeda

Loading controls...