Mujer virtuosa – Mujer que planifica

Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.”– Proverbios 31:27

Como mujeres, sabemos lo que es hacer de todo. Sabemos lo que es cuidar de los niños, cuidar la casa, tener un trabajo, estudiar, servir en la iglesia, intentar tener una vida social… al mismo tiempo.

Para hacer eso (y más) necesitamos planificar.

Esta mujer de Proverbios 31 “considera los caminos de su casa”, planifica al detalle todos sus asuntos. ¡Y ya hemos visto que también ella era una mujer ocupada! Pero es una mujer que se ocupa de manera sabia, que sabe cuánto tiempo tiene al día y cuál es la mejor manera de invertirlo.

En nuestros hogares llenos de actividades y horarios distintos, es imprescindible que podamos considerar, planificar y organizar nuestro día de manera adecuada para evitar que esas mismas actividades se conviertan en problemas y sean causa de estrés en el hogar.

La mujer virtuosa “no come el pan de balde”, no se dedica únicamente a su bienestar, a lo que le conviene, a lo que le apetece hacer o no. Sino que está atenta a las necesidades de todos los demás también.

Una mujer virtuosa sabe que la mucha ocupación debe de tener sentido. Sabe también que, en un hogar, lo primero son las personas.

“Las preciosas personas que forman tu familia siempre vendrán antes que el lugar en el que vives. Al final, el lugar existe para servir a la gente. De manera que, una mujer virtuosa vela para que las personas de su hogar estén cuidadas espiritualmente, emocionalmente y físicamente” – Elizabeth George, Beautiful in God´s Eyes.

Una mujer virtuosa es consciente de que buena parte de la organización y la planificación se basan en la oración. Cuando filtramos nuestros planes con la voluntad de Dios, cuando oramos por mantener nuestras prioridades en orden, cuando buscamos agradar a Dios con nuestra actividad diaria, nuestra agenda adquiere una perspectiva distinta y tiene un propósito determinado.

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” – Efesios 5:15-16

Para pensar: “Procrastinar” es un verbo que no se usa mucho en castellano, pero que, sin saber, ponemos en práctica muchas veces. Significa “postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables”.  Es decir, dejar de hacer algo que no nos gusta tanto y ocupar nuestro tiempo en cosas más agradables pero que solo sirven para robarnos tiempo.

¿Un ejemplo práctico de procrastinar? Meterme a Facebook en lugar de doblar la pila de ropa que he ido acumulando en esta semana.

¿Cómo organizas tu día? O, más aún, ¿organizas tu día de alguna manera? ¿Sabes lo que cada miembro de tu familia tiene que hacer, en qué momento y cuánto tiempo se va a ocupar en eso? ¿O eres de las que anda siempre corriendo y de sorpresa en sorpresa porque no recordabas una actividad, un proyecto de la escuela, un compromiso, algo que debías hacer?

Si no das mucha importancia a eso de planificar, ¡inténtalo! Agarra un simple papel y anota todas las cosas que tienes que hacer hoy. Anota también aquellas cosas que debes hacer y las que te gustaría alcanzar a hacer. Al final del día revisa si cumpliste con tu lista. Si no lo hiciste, haz una revisión de qué actividades tuviste ¿hubo algún imprevisto? ¿O fue pura procrastinación? Haz una análisis sincero sobre en qué gastas tu tiempo para que puedas invertirlo mejor.

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