No hay marcha atrás

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”, Gálatas 5:22-23

No pude deshacer mis acciones. Una mujer había estacionado su auto de manera que me impedía llegar al surtidor de combustible. Se bajó a dejar algunos objetos para reciclar y, como yo no tenía ganas de esperar, hice sonar la bocina. Irritada, retrocedí y di la vuelta por otro lado. De inmediato me sentí mal por ser impaciente y no querer esperar treinta segundos (como mucho) a que avanzara. Le pedí perdón a Dios.

Sí, la mujer tendría que haber estacionado en el lugar designado, pero yo podría haber mostrado bondad y paciencia en lugar de dureza. Por desgracia, ya era demasiado tarde para disculparme… la mujer se había ido.

Muchos Proverbios nos desafían a pensar en cómo responder cuando las personas interfieren en nuestros planes. Nos enseñan: “El necio al punto da a conocer su ira” (Proverbios 12:16), y “honra es del hombre dejar la contienda, mas todo insensato se envolverá en ella” (Proverbios 20:3). Y este apunta directo al corazón: “el necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega” (Proverbios 29:11).

Crecer en paciencia y bondad puede parecer difícil. Sin embargo, el apóstol Pablo afirma que es la obra de Dios, el “fruto del Espíritu” (Gálatas 5:22-23). A medida que dependemos del Señor, Él produce este fruto en nosotros.

Por favor, cámbianos, Señor. Que podamos parecernos más a ti.

Por: Anne Cetas

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