Vivimos en una sociedad que se le ha olvidado esperar y donde la impaciencia es protagonista en todas las esferas de la vida. Queremos meterlo todo en un microondas para tenerlo rápido a cualquier costo, queremos crecer antes de tiempo, experimentar sensaciones a la carrera y darnos prisa…
No sabes por qué, pero te sientes empujada a apurarte por tener un primer novio, un primer beso, por sentir qué es estar enamorada o que un chico esté enamorado de ti.
Quizás ya pasaste por esta “etapa” y ahora te quieres apresurar a cosas desconocidas o prohibidas… ¡DETENTE!
Si te sientes identificada, es muy probable que estés corriendo en la dirección en que el mundo quiere llevarte y en vía contraria a la voluntad de Dios. El amor romántico es algo grandioso e intenso, pero debe ser disfrutado en su tiempo y para el momento que Dios lo creo. Así que pisa el freno, desacelera tu corazón y mira lo que una esposa enamorada le dice a sus amigas:
“Prométanme, oh mujeres de Jerusalén, que no despertarán al amor hasta que llegue el momento apropiado”, Cantares 8:4 (NTV).
Hay muchos riesgos y peligros en enfermarse de amor antes del tiempo indicado. Unos versículos más adelante dice:
“El amor destella como el fuego con la llama más intensa. Las muchas aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos pueden ahogarlo”, Cantares 8:6-7 (NTV).
No es un fuego cualquiera, dice que quema con la llama más intensa y si tan sólo una chispa te cayera en el momento inapropiado, podría quemarte hasta dejarte marcas en tu corazón. Y quizás ahora te estés preguntando ¿cuándo es el tiempo indicado?, ¿cómo yo sé cuándo puede despertarlo?…
No quiero ser una aguafiestas pero la realidad es que el tiempo apropiado es cuando ya puedas pensar en el matrimonio, cuando tengas el permiso de iniciar una relación con fines de casarte. Me imagino que te sientes como si te lancé una cubeta de agua fría en la cabeza (pero no estoy haciendo el “Iced Bucket Challenge”), pero mi deseo es que tu corazón no sufra quemaduras de tercer grado, que puedas entregarlo a tu esposo y entonces vivir al máximo conforme al diseño de Dios.
Por ahí puede estar surgiendo otra pregunta: “¿Y si ya lo desperté, qué hago?”
Quizás ya estás envuelta en una relación “apasionada” y sin ninguna perspectiva de matrimonio, expuesta a tentaciones y entiendes a lo que se refiere Cantares cuando habla del “fuego”.
Quiero retarte a tomar decisiones radicales:
Rinde tus sentimientos a Dios y entrégale tu corazón de manera que Él reine sobre cualquier otro amor.
“No tendrás otros dioses delante de mí”, Éxodo 20:3 (LBLA).
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”, Deuteronomio 6:5 (LBLA).
Huye de toda pasión que controle tus sentidos y desvié tu mirada de Cristo.
“Un corazón apacible es vida para el cuerpo, mas las pasiones son podredumbre de los huesos”, Proverbios 14:30 (LBLA).
“Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”, Gálatas 5:24 (LBLA).
“Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro”, 2 Timoteo 2:22 (LBLA).
Corta todo lo que sea de tropiezo en tu caminar con Dios; aunque te duela (mucho) por ahora, le hará bien a tu alma y corazón.
“Y si tu pie te es ocasión de pecar, córtalo; te es mejor entrar cojo a la vida, que teniendo los dos pies ser echado al infierno”, Marcos 9:45 (LBLA).
Cambia tu mirada del amor temporal y ponla en el perfecto y eterno amor de Cristo. Todo lo que atrae tu corazón se volverá en blanco y negro cuando conozcas y te deleites en Cristo.
“Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores”, Romanos 5:8 (NTV).
RINDE-HUYE-CORTA-CAMBIA, puede sonar muy extremo pero te aseguro que el tomar estas medidas ahora te ayudará a esperar el momento apropiado y te conducirá a experimentar un amor más hermoso de lo que jamás soñaste.