No soy mamá de manual

“…derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” –2 Corintios 10:5

Hay días en los que no lo consigo. Lo intento, pero no lo consigo. Y hay otros días en los que sé que tampoco lo intento como debería. Me justifico, me digo que estoy muy cansada, que hago muchas cosas, que no alcanzo a todo, que tener tres niños pequeños es agotador, que mi marido no me ayuda lo suficiente.

No consigo llevar mis pensamientos cautivos a Cristo.

No consigo llevar mis actitudes cautivas a Cristo.

No consigo llevar mis reacciones cautivas a Cristo.

No consigo llevar mis palabras cautivas a Cristo.

Y hiero a mi esposo, hiero a mis hijos, me siento culpable y no soy capaz de reaccionar. Y después veo otras mujeres que parece que lo tienen todo bajo control, que son mamás de manual y que pueden con la casa, el trabajo, el ministerio, que tienen vidas controladas, plenas, activas, sin problemas… y yo me siento como la fracasada mayor del reino.

Así que hoy solo quiero decirte a ti, si estás en la misma situación, si no lo tienes todo bajo control, si hay días en los que todo está patas arriba en tu casa y te sientes abrumada, agobiada, superada por diferentes situaciones, si tú tampoco eres una mamá de manual…

…ánimo. Te escucho, te entiendo, me puedo poner en tus zapatos.

Nada más que eso. Tan solo que mañana es otro día, que mañana tienes otra oportunidad de hacer las cosas bien.

Te aseguro que es muy difícil escribir el artículo de hoy. No es fácil contarte que no soy perfecta, que lucho, que fracaso… Pero quiero hacerlo para que, entre las dos, entre tú y yo, podamos analizar por qué hay días en las que perdemos los nervios, en los que las cosas no salen como las planeamos, en las que los gritos, el llanto y la frustración roban la armonía de nuestro hogar.

Creo que, en primer lugar, esos días en los que la nube negra está sobre mi cabeza, son aquellos en los que he abierto la Biblia y hecho mi devocional prácticamente sin poner atención, esos días en los que las oraciones son breves, rápidas y escasas, esos días en los que comienzo sin depender de Dios. Cuando varios días de esos se acumulan, mis reacciones son aceleradas, mis palabras duras y mi paciencia escasa.

Otro de los factores que veo que me afectan es el estar demasiado ocupada, los plazos de entrega, artículos, compromisos, cosas a las que voy diciendo que sí y que ocupan mi cabeza y restan horas de mi día. Todavía debo aprender a hacer compromisos en casa más que fuera. A hacer una cita con mis hijos para jugar en el patio en lugar de comprometerme a escribir un artículo, en apartar el tiempo para hablar con mi esposo en lugar de quedar para chatear con una amiga.

Finalmente, el no poner la suficiente atención a los “roba tiempos” también me pasa factura. El internet, la tele, los libros… esas cosas de las que tanto disfrutamos y en las que nos sumergimos sin darnos cuenta y que utilizamos para “desconectar” y tener nuestro tiempo personal, pueden ser un arma de doble filo.

¿No te ha pasado alguna vez que te has metido a Facebook y de repente ha pasado una hora y tienes que salir corriendo a preparar la cena? ¿O que recibes una llamada telefónica y para cuando te das cuenta del tiempo, ya tienes la oreja roja y la boca seca de tanto hablar? A mí sí. Y cuando estoy a todo correr, es cuando los niños derraman el chocolate en la alfombra, hay que cambiar el pañal del bebé o mi marido hace un comentario que me cae mal. No seguir mi rutina diaria y perder minutos (y hasta horas) preciosas en el día, ponen en mí una presión extra que al final revienta.

…derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,  y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…

Derribando el enojo, la frustración, el estrés que se levanta contra el conocimiento de todo lo honesto, justo, puro, amable, bueno y beneficioso de parte de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento, palabra, actitud y acción a la obediencia de Cristo.

¿Cuáles son las situaciones que te afectan a ti y que rompen la armonía de tu hogar? ¿Son las mismas que las mías o diferentes?

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