Nuestra confianza en el sufrimiento

"Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.” – Filipenses 1:14

¿Alguna vez has tenido en tu vida días… meses… quizás años incluso, en los que parecía que estabas en una “prisión” de sufrimiento de la que no podías escapar? Tal vez has llorado la muerte de un ser querido, el fin de un sueño, o has estado atada a un largo camino de dificultades físicas o emocionales. Tal vez has soportado relaciones difíciles, o te ha encadenado el miedo a un futuro desconocido. ¿Podría ser que algunas de ustedes acaben de pasar unos días muy difíciles y simplemente anhelen sentirse libres y vivas de nuevo?

Yo también pasé por eso.

En lugar de correr en la dirección opuesta, el Padre nos hace señas para que nos acerquemos a Él, permitiendo que Sus palabras de compasión se abran camino hacia la vanguardia de nuestras mentes:

Mi gracia es suficiente… (2 Corintios 12: 9)

Estoy cerca de los quebrantados de corazón… (Salmo 34:18)

Acércate a mí y me acercaré a ti… (Santiago 4: 8)

Sé fuerte y valiente, porque yo estoy contigo… (Josué 1: 9)

Nunca te dejaré ni te desampararé… (Hebreos 13: 5)

Yo soy el que te sostiene… (Salmo 54: 4)

La batalla es mía… (2 Crónicas 20:15)

No temas, porque yo estoy contigo… (Isaías 41:10)

Mis compasiones nunca fallan… (Lamentaciones 3:22)

Nada es demasiado difícil para Mí… (Jeremías 32:17)

Puedes llorar en la noche, pero la alegría llega a la mañana… (Salmos 30: 5)

Soy poderoso para salvar… (Sofonías 3:17)

Muchas de ustedes podrían contar historia tras historia de cómo la bondad de Dios ha brillado en su sufrimiento. A través de los años y a través de las pruebas de la vida, Dios ha derramado Su amor y compasión por nosotras y nos ha cambiado. Su presencia nos trae la paz en los tiempos más inciertos. Su gracia nos ha hecho vivas en Él. Podemos contar historias de Su fidelidad, y ahora podemos incluso alentar a otros en las trincheras, no porque la vida sea fácil o porque lo hayamos resuelto todo, sino por la esperanza que Jesús ofrece que va mucho más allá de lo que este mundo tiene que ofrecer.

Lo que sea que suframos nuestra confianza es segura, porque nuestros ojos están en Ti, Señor.

“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor” (Filipenses 1:12-14).

La persecución y el encarcelamiento en Roma bajo el cruel emperador Nerón estaban más allá de la comprensión humana, y Pablo no era ingenuo en lo que su inminente futuro podía traerle. Pero en su sufrimiento, el enfoque de Pablo fue firme en el Evangelio, su confianza estaba en Cristo y se lo mostró a un mundo que observaba. Mostró tanto, nos dice Filipenses, que las cadenas de Pablo cumplieron un gran propósito: el Evangelio fue avanzado y sus hermanos en la fe crecieron con denuedo.

¿Estás hoy en medio del sufrimiento?

Apóyate en tu Padre compasivo, mantén tu enfoque en el Evangelio, encuentra tu confianza en tu Redentor resucitado y busca las maneras en las que Dios está trabajando a través de tu prueba. Como Pablo, pronto podrás dar testimonio de la belleza que surgió de él, porque Dios está constantemente obrando para tu bien y Su gloria.

Por: Whitney D.

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