Orando con sinceridad

“Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio.” – Salmo 62:8

De acuerdo al Salmo 62:8 debemos derramar nuestros corazones ante Dios, lo que en otras palabras quiere decir sinceramente.

Una oración sincera es aquella que es verdadera y genuina.

John Bunyan escribió varias definiciones al respecto y una de esas es que “la oración es una entrega sincera, sensible y afectuosa de nuestro corazón o nuestra alma a Dios, a través de Cristo.

A primera vista parece simple. Pero si examinamos nuestras oraciones nos daremos cuenta de que no siempre estamos “derramando el corazón”. Por el contrario nos contenemos, le damos vueltas al asunto, nos guardamos algún secreto y algunas veces las oraciones son vagas y sin pasión.

Debemos recordar que Dios conoce nuestras vidas, nuestras circunstancias, nuestros deseos y nuestras debilidades mucho más de lo que nosotras mismas podemos conocerlas. Nada le viene por sorpresa a Él.

Cuando le entregamos nuestro corazón en oración nos da libertad.

Quiere decir que confesemos nuestros pecados y nuestras limitaciones sin excusas, sin darle vueltas y sin engaños. Quiere decir que, de manera muy honesta, le decimos a Dios lo que estamos pensando y sintiendo, y los deseos de nuestro corazón. Y esto generalmente nos lleva a oraciones más detalladas y algunas veces puede traer dolor y lágrimas, pero también cánticos de alabanza.

Las oraciones sinceras tienen una manera especial de acercarnos a Dios, donde Él levanta las cargas de nuestros hombros y nos cubre con su manto de Consuelo.

Desafío: Pon atención a tus oraciones y toma la decisión de dejar todo ante el Señor. No te guardes nada, deja que la sinceridad sea parte de tu confesión, tu alabanza, tu petición y tu adoración. 

Por Jen Thorn 

 

Loading controls...