Si hay algo que me maravilla del libro de Proverbios es su sentido práctico. Escrito hace cientos de años, dice cosas que parecieran haberse escuchado en el último tuit de alguien con mucha experiencia y sabiduría en la vida. Y esos consejos prácticos hoy nos llevan al tema de la planificación.
Reconozco que aunque no es un tópico que gusta a todos, la mayoría de las personas prefieren las cosas bien organizadas y planificadas. ¿Cierto?... la realidad es que para lograr esos resultados se necesita también un trabajo previo. Y lo mismo sucede con nuestra vida, nuestras familias y nuestros hogares. Si queremos que todo fluya y que el caos no nos domine, necesitamos entender este principio de Proverbios:
“Los planes bien pensados y el arduo trabajo llevan a la prosperidad, pero los atajos tomados a la carrera conducen a la pobreza” (Proverbios 21:5).
Y quisiera que entendieras que prosperidad es más que millones en el banco, y pobreza es más que una cuenta en rojo. Ambos términos podemos aplicarlos a la calidad de nuestra vida en todos sus aspectos.
Así que la mujer sabia, que edifica su casa, es una mujer planificada y organizada.
Planifica contando con Dios. Esta es la base de todo buen plan. Ora por tus planes. Pídele a Dios dirección. Busca consejo en su palabra. Y sobre todas las cosas, no olvides que los planes de Dios siempre son mejores que los nuestros.
“Pon todo lo que hagas en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito” (Proverbios 16:3).
Planifica tu día. Quizá esto te suene trillado o demasiado absoluto. Tal vez tu personalidad es más flemática y prefieres “dejarte llevar por la corriente” del día. Sin embargo, la mujer virtuosa de Proverbios 31, a quien consideramos tan virtuosa, era madrugadora y planificada.
“Se levanta de madrugada y prepara el desayuno para su familia y planifica las labores de sus criadas” (v.15).
Aunque tenía ayuda doméstica, ¡no se quedaba en la cama! Tremendo, ¿verdad? Ella se levantaba para organizar el día.
Antes de lanzarte a tu día, planifícalo. Un día planificado es un día que rinde más.
Empieza por programar tu tiempo con Dios. No lo dejes para la noche porque el cansancio nos vence. Aprovecha la energía de la mañana. Esta es la mejor preparación para las 24 horas que tienes por delante.
Ir al mercado con una lista de compras, por ejemplo, evita gastos innecesarios.
Un menú semanal ayuda a comprar solo lo que vamos a consumir y nos evita tener que perder tiempo pensando “¿qué cocinaré hoy?” No lo hago siempre, pero sé que resulta y es de gran ayuda.
Antes de asumir un proyecto ya sea como persona o familia, planifica. “¿Tengo el tiempo necesario? ¿Cuento con los recursos? ¿Qué pasos tengo que dar?” Fue el propio Señor Jesús quien dijo en una de sus parábolas: “No comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo?” (Lucas 14:28)
Una de las causas principales del desastre económico que estamos presenciando es esa precisamente, querer vivir sin calcular el costo. Gastar más de lo posible. Seamos sabias con nuestros recursos financieros y de cualquier tipo.
Es sabia la mujer así que entiende el valor de planificar y organizar su vida, su hogar, su tiempo. Dios es un Dios de orden y nosotras debemos aprender de él.
¡Así es la vida como él la diseñó!