Pelea la buena batalla

“Pelea la buena batalla de la fe…” – 1 Timoteo 6:12

¿Alguna vez has tratado de ser diligente, de estar enfocada y resuelta en tu caminar espiritual, pero en algún lugar a lo largo del camino la disciplina comienza a menguar, la vida (y el mundo) se vuelven locos y te encuentras cediendo en cosas que no sueles hacer o siendo atraída a cosas pequeñas e insignificantes?

O tal vez has observado a personas que respetas y admiras involucrarse en asuntos, conversaciones, entretenimiento, posiciones o relaciones que te hacen cuestionar tu propia postura sobre lo que es correcto contra lo que es incorrecto, dejándote con una sensación de  confusión y cansancio por tratar de mantenerte al día con todo.

Pablo usa algunas de sus palabras finales en 1 Timoteo 6 para dar instrucciones a Timoteo. Parece haber sabido que Timoteo podría comenzar a sentirse abrumado por todo lo que necesitaba para estar vigilante, sobre todo cuando observó cómo la gente estaba atrapada en lo trivial, distorsionaba la verdad, o participaba en argumentos inútiles que los distraían de lo que realmente importaba.

Así que Pablo lo hizo fácil y sencillo para todos nosotros:

Huye del mal.

Persigue la justicia.

Pelea la buena batalla de la fe.

Aférrate a lo que es eterno.

Es un empleo de tiempo completo estar en alerta permanente; ser intencional y consciente en la forma en que vivimos. Simplemente no vale la pena quedarse atrapado en las cosas que el mundo recalca como importantes si esas cosas nos alejan de vivir una vida digna del llamado de Dios.

Hay una mejor manera de vivir.

Se encuentra en aprender a huir y no tomar parte en lo que no edifica, construye y fortalece nuestra fe, y en cambio perseguir lo que es realmente bueno: justicia, piedad, fe, amor, resistencia y mansedumbre.

Estamos llamadas a ser mujeres genuinas y firmes de Dios, que son separadas y llamadas a un nivel superior y un camino más excelente. A medida que apliquemos la verdad de la Palabra de Dios en cada área de tu vida, nos encontraremos alimentadas por el Espíritu de Dios con renovada y resuelta determinación a hacer todo lo que Él nos ha llamado a hacer.

Me encanta cómo 2 Corintios 10 nos recuerda, que aunque vivimos en este mundo no tenemos que sumergirnos en los mismos estándares en los que el mundo se involucra, y lo que es más, tenemos la Palabra de Dios que nos da todo lo que necesitamos para pelear esta batalla de fe y vivir una vida de obediencia y madurez.

"El mundo no tiene principios. Es como una pelea de perros. El mundo no pelea limpio. Pero no vivimos o peleamos nuestras batallas de esa manera, nunca lo hemos hecho y nunca lo haremos. Las herramientas de nuestro oficio no son para manipulación, sino que son para la demolición de toda esa cultura masivamente corrupta. Utilizamos nuestras poderosas herramientas de Dios para aplastar filosofías deformadas, derribando barreras erigidas contra la verdad de Dios, ajustando cada pensamiento, emoción e impulso a la estructura de una vida moldeada por Cristo. Nuestras herramientas están listas para limpiar el terreno de cada obstrucción y construir vidas de obediencia en la madurez." – 2 Corintios 10: 3-6, El Mensaje

La batalla de la fe es una buena batalla, pero sigue siendo una batalla.

Tomará tenacidad, agallas, resolución y determinación. Es una batalla no permitir que el enemigo tome terreno en nuestras vidas o en nuestras familias. Es una batalla hacer lo que es correcto a los ojos de Dios, incluso cuando otros dicen que está pasado de moda. Es luchar para aferrarse a la verdad de la Palabra de Dios en amor y bondad, sin diluirla ni crear nuestra propia interpretación como un medio para excusar el pecado.

Pero amiga, estamos en buena compañía. No estamos solas en esta batalla de fe. No sólo hay muchos creyentes que nos animan aquí y ahora, sino como nos dice Hebreos 12:1-3, también estamos rodeados por una gran nube de testigos que nos animan a dirigir nuestra carrera con perseverancia y coraje.

A medida que vivimos nuestras vidas con la mira puesta en Jesús, podemos estar seguros de que estamos en el buen camino. Filipenses 3:12-14 (NTV) dice:

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

No tenemos que hacerlo complicado. Sólo necesitamos mantener lo principal como lo más importante y mantenernos firmes en lo que realmente importa: las cosas eternas, no las cosas temporales. Pero tenemos que estar vigilantes al respecto. Hebreos 2:1, dice: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”.

Necesitamos estar seguros de que estamos anclando nuestros corazones y nuestra esperanza en Jesucristo y Su Palabra con todo lo que tenemos. Si no lo hacemos, ni siquiera nos daremos cuenta cuando nos hayamos alejado de Sus caminos.

Permanezcan firmes y mantengan un férreo control sobre la rectitud, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. No nos desviemos, no nos deslicemos en los malos hábitos, ni imitemos los hábitos o las tendencias del mundo tanto que nos alejemos de la manera en la que Dios nos ha llamado a vivir.

Huye del mal. Persigue la justicia. Pelea la buena batalla de la fe. Aférrate a lo que es eterno.

¡Tienes lo que se necesita, amiga mía, en el poderoso nombre de Jesús!

 Por Andrea Howey

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