Pies presurosos a hacer el bien (Parte 2)

Una de las evidencias de que nuestros pies se dirigen presurosos a hacer el bien, es que el mundo a nuestro alrededor recibe gracia en sus fallos en lugar de condenación, recibe bondad en lugar de indiferencia, misericordia en lugar de retaliación… entonces Cristo brilla y el mundo   necesitará preguntarse el porqué de nuestra actuación.

Debemos estar listas no solamente a caminar en Sus huellas, sino también a decir por qué lo hacemos de esa manera, como nos confirma 1 Pedro 3:15, “sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia.”

Cuando actuamos de esa manera, no significa simplemente que aceptamos las circunstancias en que nos encontramos, sino que además las consideramos como oportunidades que nos permiten brillar para nuestro Señor. Y precisamente es el mismo apóstol Pedro quien nos instruye “Pero si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal glorifique a Dios” – 1 Pedro 4:16.

Quizás en la región donde vivimos nosotras todavía no somos perseguidas por nuestra fe en Cristo, pero sí se nos cuestiona por nuestra forma de vivir. Esto ocurre porque el mundo quiere justificar sus acciones como normales y correctas, pero cuando alguien vive de una manera que les demuestra que no necesariamente tiene que ser así, sino que  los resultados pueden ser mejores si seguimos lo que la Biblia dice, nos convertimos en amenazas para ellos, quizás no a su forma de vivir, pero por lo menos en su forma de pensar.

No sé cuántas veces he oído “así es como se hace en nuestra país” para justificar el mal hecho. Y muchas veces esas personas realmente creen que no existe otra forma de hacer las cosas porque nunca han visto a alguien haciéndolas de una manera diferente y es allí donde nosotras entramos en la película. ¿Cómo? Cuando aprovechamos oportunidades de mostrar la verdad. Cuando las vemos como oportunidades de demostrar Su amor. Cuando las abrazamos como oportunidades de demostrar el poder de Cristo sobre las tinieblas. 

Romanos 12:17 nos enseña: “Nunca paguéis a nadie mal por mal. Respetad lo bueno delante de todos los hombres.” Y el versículo 21 nos instruye cómo debemos hacerlo: “Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal.”

¿Notaste la última frase? “vence con el bien el mal”. Cuando nos comportamos igual que el mundo, el mal aumenta pero… cuando hacemos el bien… !vence el mal! ¿Quieres cambiar el mundo? ¡Haz el bien por Cristo! No se trata de pensar en el bien, sino de hacerlo. Hay un llamado urgente a que hagamos la diferencia en nuestro mundo y ¡comienza conmigo!

Cada cambio comienza con el primer paso y nosotras tenemos un ejército con quien podemos entrelazar los brazos y caminar juntas enfrentando el mal. No estamos solas y aun si así fuera, una con Dios es la mayoría.

¿Estamos listas para poner en practica Gálatas 6:10? “Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe.” Tenemos que planificar nuestra agenda de batalla, evaluando las oportunidades que El Señor nos ha dado. ¿Estamos listas para pagar el mal con el bien? ¿Estamos listas para sufrir incomodidad para que otros pueden conocer al Rey del mundo?

¿Estamos listas para sufrir inconveniencias para que le permiten a Cristo brillar? Si mantenemos nuestra mirada en la recta final podemos decir como Pablo “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe” – 1 Timoteo 4:7

El Señor ha hecho el llamado, Él ya ha dado el grito de la batalla, ¿estas lista para unir fuerzas con Aquel que garantiza la victoria? ¡La decisión es nuestra!

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