¿Por qué a las chicas buenas les gustan los chicos malos?

Si era un perdedor, a mí me gustaba.

Si iba a tratarme mal, yo tenía que tenerlo.

Si necesitaba arreglo, entendía que ese era justo el trabajo para mí.

Por varios años me gustaron los chicos equivocados por todas las razones equivocadas. Supongo que mi sistema de selección de chicos estaba roto o dañado. Y existe un solo resultado de ser una seleccionadora de chicos equivocados… un corazón roto. Elegir el chico equivocado nos lleva a tener el tipo incorrecto de relaciones y las expectativas equivocadas.

Por la gracia de Dios, eventualmente me casé con el chico correcto, pero aún recuerdo el dolor de elegir el chico equivocado una y otra, y otra vez (¡y otra vez!).

Aquí hay algunas verdades de lo que aprendí a lo largo del camino.

Chicos malos equivalen a novios malos

Hay algo acerca de los chicos malos que es tan… intrigante. Tal vez podríamos ser arrastradas por su forma reservada, su imprudencia o su indiferencia hacia las reglas. Los chicos malos parecen ser tan misteriosos que somos atraídas hacia ellos como a un imán.

Pero los chicos malos no son buenos amigos. Tampoco son buenos novios y con toda esa trayectoria puedes apostar que tampoco son buenos esposos. Contrasta la actitud de “yo puedo hacer lo que quiera” de un chico malo, con el tipo de chico que Dios nos describe en Tito 1:6-9,

“esto es, si alguno es irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes, no acusados de disolución ni de rebeldía. Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no pendenciero, no amante de ganancias deshonestas, sino hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo, reteniendo la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen”.

Un chico piadoso es:

Inocente, intachable
Fiel, leal
Hospitalario
Controlado, sereno
Integro, correcto
Santo
Disciplinado

A él le gusta:

Lo que es bueno (eso no significa simplemente lo que es bueno para él)

Un chico piadoso no es:

Dominante
Irritable
Adicto
Violento
Deshonesto

Yo atraigo a los chicos malos. He salido con muchísimos de ellos, más de lo que sería justo. Pero esas relaciones han terminado… muy mal. La palabra de Dios defiende a los chicos buenos, los cuales no harán las cosas perfectamente, pero buscarán honrar a Dios y a otros en todo lo que hacen.

Arreglar a alguien es agotador

En mi mente, la mayoría de mis relaciones han sido de esta forma:

La chica conoce al chico
El chico es problemático
La chica lo rescata de sus problemas
El chico está tan agradecido que le envía flores a la chica cada día por el resto de su vida

En la realidad, las cosas han sido más de esta forma:

La chica conoce al chico
El chico es problemático

La chica trata de rescatarlo de sus problemas

El chico no quiere ser rescatado
La chica se frustra y se agota
El chico se enoja
El chico y la chica se separan

La verdad es que yo no soy la salvadora de nadie. Solo Dios puede jugar ese rol. Yo no soy la que puede cambiar los corazones. Sí, ese también es el trabajo de Dios. Y mis intentos de montar el caballo blanco y salvar el día nunca funcionaron como yo lo planeé.

Estoy segura de que has escuchado este versículo antes, pero es uno de esos difíciles a los que hay que apegarse.

“No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?”, 2 Corintios 6:14.

Aquí hay otro versículo que menciona algo con lo que posiblemente no estés familiarizada:

“No ararás con buey y asno juntos”, Deuteronomio 22:10.

Sucede que yo compré un burro llamado Bart y es tan terco como dicen que son. Si hubiera tratado de atarlo a otro animal, él hubiera pateado, rebuznado y pisado sus pezuñas. Puede que incluso se hubiera tirado y rehusado a moverse. Si Bart no quería hacerlo, Bart no iba a hacerlo.

Esta es una buena analogía acerca de lo que sucede cuando nosotras comenzamos una relación pensando que es nuestro trabajo arreglar la otra persona. Ellos ni siquiera quieren ser arreglados. Probablemente ellos son una estaca cuadrada que no quiere ser introducida en el agujero redondo que creamos para ellos. E incluso si ellos quieren cambiar, no pueden hacerlo por ellos mismos o incluso con nuestra ayuda.

Los chicos malos no son buenos amigos, ni buenos novios y tampoco buenos esposos.

En Juan 15:5 Jesús dijo, “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mi nada podéis hacer”.

Es Dios quien produce fruto en nuestras vidas. Él nos moldea para que seamos más como Él. No podemos hacerlo por nuestra propia cuenta. De hecho, la Biblia llanamente dice, “separados de mi nada podéis hacer”.

Si vas hacia una relación pensando que puedes cambiar tu chico para que sea más como Jesús, vas a terminar sintiéndote como un buey arrastrando a un burro. Toma el ejemplo de Bart, así no es como se supone que se siente el amor.

Recuerda lo que es el amor

El amor no es dolor. No es forcejeo o lucha. No tiene que ser un trabajo constante.

Así es como la Palabra de Dios describe el amor:

“El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”, 1 Corintios 13:4-7.

Puedes definir el amor como mariposas en tu estómago o la manera como te sientes cuando él te mira, pero la Palabra de Dios dice que el amor es más profundo que eso. Solo la definición de amor de Dios puede permanecer.

Si te sientes atraída hacia los chicos equivocados o que no son buenos para ti, déjame animarte a que lo lleves a Dios. Entrégaselo a Él y pídele que te muestre cómo debe ser el verdadero amor y te de la valentía para esperar por el chico indicado en Su tiempo.

Por Erin Davis

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