¡Prospera en bondad!

La bondad en el matrimonio tiene muchos matices. Alguien bondadoso puede (y muchas veces debe) tener el carácter férreo para decidirse por lo bueno. ¡En eso consiste el matrimonio!

Mientras pensaba en esto recordaba Juan 2:13-17, cuando Jesús “echó las ovejas y el ganado, arrojó por el suelo las monedas de los cambistas y les volteó las mesas”. Hay que estar muy enfadado para hacer eso y por eso mucha gente se pregunta “¿Se enfadó Jesús? ¿Eso es posible?”

La respuesta es sí. Pero tenemos que llegar a la raíz de ese acto: “entonces sus discípulos recordaron la profecía de las escrituras que dice: El celo por la casa de Dios me consumirá”. Y si definimos “celo”, es el interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona.

Con todo este análisis llegamos al punto: La genuina bondad en el corazón de Jesús, el celo (interés extremado y activo) por el respeto al templo de su Padre, hizo que en ese acto separara lo malo de lo bueno, los mercaderes de la Casa de Dios.

En conclusión, tú debes ser decidido y genuinamente bueno en tu matrimonio. Quizás algunas veces te encuentres en la coyuntura en la que estuvo Jesús y eso no tiene porqué ser un freno. lo bueno no es una opción, es un camino a seguir.

Tus actos de bondad, como hombre, definen el liderazgo que tienes sobre tu familia y construyen una imagen del líder al que tu esposa e hijos tienen que seguir. Tus actos de bondad, como mujer, te definen como ayuda idónea y te perfilan como la mujer descrita en proverbios 31.

La bondad es el sello de quienes sabemos elegir lo bueno. Tú, cada día, puedes elegir lo verdaderamente bueno y, por lo tanto, ser decidido en rechazar y hacer lo malo en tu matrimonio. Una persona llena de bondad prospera y hace prosperar a su cónyuge y a toda su familia.

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