¿Puedes ver cuando viene el bien?

Una de las razones por las que no hay dicha en el corazón del hombre es porque no ve cuando viene el bien. Muchos están acostumbrados a ver el mal o el problema, pero les cuesta ver el bien, reconocerlo, traerlo a su vida, que forme parte de su rutina diaria.

La Biblia en su inmensa sabiduría dice:  “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada”, (Jeremías 17:5-6).

¿Qué estará mirando?, me pregunté. ¡Cómo puede suceder que alguien no pueda observar la venida del bien a su vida!

No vieron el bien

Recordé esa maravillosa historia que tiene a Jesús como protagonista en el estanque de Betesda. Allí sanó a una persona que hacía 38 años que estaba enferma.

El lugar estaba rodeado de enfermos que día a día buscaban ser los primeros en acercarse al estanque para recibir la bendición del ángel sanador. Sin embargo, ellos no vieron a LA SANIDAD en persona a su lado. Ellos no vieron a Jesús.

La Palabra no dice que ese día cientos de estos enfermos fueron sanados por Jesús. Dice que solo este hombre fue sano. Y cuando El Señor se paró a su lado, lo hizo luego de pasar entremedio de la gente.

¿Qué hizo que ellos no vieran cuando vino el bien tan cerca de sus vidas? Su mirada estaba puesta en las enfermedades, en el estanque, en cómo llegar primero, en los resultados, pero no en buscar al Mesías para su vida cotidiana.

No ver el bien no significa “no ver nada”, sino ver otra cosa.

Hace tiempo que dejé de medir la equivocación o certeza propia o de otros y me pregunto que están mirando.

¿Y tú, dónde tienes puestos tus ojos? En oriente el término ojos no significaba solo la mirada física sino todo tu entendimiento espiritual. Cuando las cosas no salen como suponemos no nos preguntamos qué estamos mirando, solo atinamos a cambiar las acciones. Y la mayoría de las veces, es más de lo mismo. 

Aquel que no mira cuando viene el bien, no solo se pierde eso, sino que por estar poniendo su confianza en el hombre termina en los sequedales del desierto, en tierra despoblada y deshabitada…

¿Hay áreas de nuestra vida donde necesitamos refrescarnos porque estamos secos, exhaustos, con la arena del desierto de las circunstancias introduciéndose en nuestro interior y destrozando cada uno de nuestros centros vitales?

Vuelvo a preguntar: ¿qué estás mirando? ¿Vives tan preocupado en busca de cosas materiales o mirando hacia la tierra que tu corazón es un corazón despoblado y deshabitado donde solo encuentras un gran vacío interno? ¿Qué estás mirando?

No verás cuando viene el calor

Dios quiere invitarte a que pongas tu confianza en Él, que observes a través de Sus ojos y que puedas echar raíces en Él.

Él te garantiza que no verás cuando viene el calor, porque en sus aguas, aunque haya sequía, no dejarás de dar fruto.

Versículos siguientes al anterior dicen de una manera maravillosa: “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”, (Jeremías 17:7-8).

Recuerda, el éxito no está en la acción solamente sino en quién es uno, en dónde estás poniendo tu mirada y en quién estás confiando.

El día de la elección

Hoy es el primer día del resto de tu vida para que elijas plantar tu vida en medio de Su presencia, para que puedas mirar lo que no ves. Detente y observa. Cuenta las bendiciones de Dios y comenzarás a disfrutar una vida a Su lado.

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