¿Puedo escuchar la voz de Dios?

Todas queremos poder decir “yo escucho a Dios”, pero muy a menudo idealizamos el tema y pensamos que para escuchar a Dios tenemos que oír una voz fuerte de trueno, o suave, pero una voz que sea audible. Sin embargo, muchas veces no es así… pero no quiere decir que Dios no hable.

Dios sigue hablando a sus hijos porque nuestra relación con él es una relación viva. Pero necesitamos aprender a escucharle ya que, muchas veces, más que un diálogo donde intervienen dos personas, lo que tenemos con Dios es un monólogo en el que solo nosotras hablamos.

Hace muchos años tuve el privilegio de estudiar junto a un grupo de amigas un libro extraordinario que se titula Mi experiencia con Dios. En este libro su autor nos enseña varias maneras para discernir la voz de Dios. Si no lo has leído, te lo recomiendo con creces.

¿Cómo entonces saber si Dios me está hablando o cómo le puedo escuchar? De lo aprendido en este libro, de otros, y de mi propia experiencia personal, te comparto estas pautas como guía:

Su Palabra. Estoy convencida de que Dios nos habla de manera muy clara por su Palabra. Él se nos ha revelado en ella y -no lo dudes- siempre que busques una respuesta para tu vida en la Palabra de Dios, él te la va a dar. Dios mismo lo promete: “Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y siempre produce fruto” (Isaías 55:11, NTV).

Pero tenemos que dedicar tiempo a la Palabra de Dios. Idea práctica: toma una libreta y cada vez que te sientes a leer la Biblia tenla contigo y anota todas las cosas que vas “oyendo” en tu corazón mientras la lees. Medita en lo que estás leyendo, con calma, y luego piensa cómo puede eso aplicarse a tu propia vida.

- El Espíritu Santo. Jesús nos dijo que el Espíritu Santo nos enseñaría toda la verdad (Juan 16:13). Y si eres hija de Dios, el Espíritu Santo mora en ti porque con él hemos sido selladas (Efesios 1:13). Por lo tanto, podemos confiar en que su voz va a hablarnos para guiarnos a la verdad.

¿Cómo exactamente? Piensa en las veces en que has dicho algo y de inmediato dentro de ti tuviste una fuerte impresión, casi audible, que te dijo “no debiste haberlo dicho, pídele disculpas”… ¿no te ha pasado? A mí sí, ¡muchas veces! En otras ocasiones escuchamos esta misma “vocecita” suave pero tratamos de ignorarla, hablamos más alto nosotras, no le prestamos atención porque lo que nos está diciendo no nos gusta, nos hace ceder, renunciar al orgullo, negar nuestro yo. Esa también es la voz de Dios.

- Otros creyentes.En ocasiones estamos orando por algo, buscando una respuesta de parte de Dios, y de pronto nos llega un correo electrónico, una llamada telefónica o incluso puede ser un programa radial o de televisión donde pareciera que la persona “leyó” nuestros pensamientos y nos está hablando directamente, nos da la respuesta o nos confirma lo que hemos estado pensando o por lo que hemos estado orando.

¿Te ha pasado? Dios también usa a otros para que sean su voz en nuestras vidas o nos usa a nosotras para serlo en las vidas de otros. En ocasiones hasta una canción puede ser el medio que Dios use para hablar a nuestro corazón en un momento dado.

Tenemos que tener presente algo sumamente importante: nada de lo que escuchemos de parte de Dios va a contradecir lo que él ha dicho en su Palabra. Así que siempre usemos eso como el tamiz para estar seguras de que es la voz de Dios y no la nuestra o de algún otro ser, humano o no, tratando de ocupar su lugar.   

Estas fueron palabras de Jesús: “Él [Jesús] llama a cada una de sus ovejas por su nombre [tú y yo somos esas ovejas]…, camina delante de las ovejas, y ellas lo siguen porque conocen su voz” (Juan 10:3-4, NTV). Dios está más que nada interesado en su relación personal contigo, así que no tengas dudas de que si estás dispuesta él va a establecer el diálogo y tú podrás, inequívocamente, escuchar su voz.  

Loading controls...