¿Qué hacer si caes en la tentación?

Duele caerse... La otra noche, mientras me cambiaba, tropecé con algo que estaba en el piso de mi habitación, entre la cama y el gavetero, me caí, inesperada, vergonzosa y dolorosamente. Lo peor fue lo que hice después de la caída... Al escuchar mi grito mi madre corrió a mi habitación, pero le pedí que se fuera y me dejara sola, no aproveché ese instrumento de gracia para levantarme.

Es increíble lo tontas que podemos llegar a ser. La necedad se anida en nuestro corazón en la medida que éste se va vaciando de la Verdad.  El Señor es poderoso para guardarnos sin caída, pero debemos estar aferrados a Él para ello.  De ehcho, es bastante simple, "Mantente agarrada y no te caerás..."

El problema serio es que a veces no somos capaces de darnos cuenta que nos hemos saltado, ignoramos la alerta que nos llama a "Abrochar el cinturón de seguridad". Estamos en ZONA PELIGROSA y no lo sabemos.

Dios no estaba ajeno a esa caída y tampoco a la que sucedería en el plano espiritual unas horas después, creo que lo permitió para enseñarme a levantarme... Dejar que la vergüenza me lleve a darle la espalada a Dios no es precisamente lo que Su Palabra me indica. Él quiere que CORRA a ÉL. La roca es Él, Piedra Angular, firme en angustia y tempestad....

Aprendí que el dolor después de la caída es una gracia, el poder sentir nuestro pecado nos lleva al arrepentimiento y a la dependencia de Dios, o al menos ahí es donde DEBE llevarnos. He aquí una pequeña lista de 7 recordatorios que me dejó este tropezón:

1. Si te sueltas de Dios vas a caer...

2. Si caes no te quedes abrazando la piedra, corre a tu Señor.

3. El piso es el mejor lugar para ver la grandeza de Dios y entender Su misericordia, pero debes dejar que Su gracia te levante.

4. El dolor debe llevarnos al arrepentimiento, no a la culpa o la autocompasión.

5. Caer te muestra si has estado caminando con Dios entre una caída y otra; los tropiezos serán cada vez menos y cada vez menos fuertes.

6. Cada tropiezo nos deja lecciones sobre Dios y sobre nosotros que debemos encontrar.

7. Somos insuficientes, Él es suficiente.

¡Oh cuán grande y maravillo es nuestro Señor, qué hermoso es Su Evangelio!

No sé cómo está tu caminar con el Señor hoy, pero conozco de primera mano el terrible dolor de fallarle.  Este versículo ha sido uno de los que me ha sostenido en ese tiempo:

"El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y los abandona hallará misericordia", Proverbios 28:13.

Y hay cuatro cosas importantes aquí: algo a evitar, dos para poner en práctica y una promesa en la cual confiar.

  • El que encubre sus pecados no prosperará. Sé que a veces puede parecer la mejor idea, en especial cuando nadie más lo sabe, pero la Palabra es clara en que al ocultar nuestro pecado no prosperaremos.
  • Debemos confesar y apartarnos. No se trata solo de decirlo y de ponernos de acuerdo con Dios en cuanto a que hemos pecado, es necesario que nos apartemos, que lo dejemos de hacer, que le demos la espalda.
  • Y al hacer estas cosas: “Hallaremos misericordia”. Es decir que Dios no nos dará la paga que merecemos por ese pecado.

¡Gloria a Dios por Jesucristo! Él es nuestra esperanza y nuestra fuente de gracia para seguir.


Por Clara Nathalie Sánchez Díaz

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