¿Quién es Jesucristo?

Jesucristo es el Mesías de quien hablaron los profetas del antiguo pueblo de Israel. Tres mil años antes de Cristo, los profetas ya anunciaban que vendría alguien que ellos llamaban el Mesías, que quiere decir "ungido". La Biblia señala que cuando Andrés se encontró por primera vez con Jesús, halló a su hermano Simón y le dijo: "Hemos hallado al Mesías" (San Juan capítulo 1).

670 años antes de que naciera Cristo, el profeta Isaías dijo esto de la bendita virgen María: "Por tanto el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (que quiere decir Dios con nosotros)”, Isaías capítulo 7. Ya en la antigüedad el famoso profeta Miqueas en su capítulo 5 dice: "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad".

Y en el Salmo 22, que usted debe leer y que fue escrito centenares de años antes de que naciese Jesús, ya se hablaba de los sufrimientos y la agonía de Cristo en la cruz. Por último, el famoso profeta Zacarías en su capítulo 9 dice: "Alégrate mucho hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén, he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna". Jesucristo es el Mesías.

Jesucristo es la Palabra de Dios, el Verbo de Dios. "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios", leemos en San Juan capítulo 1. Él es el Verbo de Dios que nos revela a Dios.

Jesucristo es la segunda Persona de la Trinidad. Como es Dios, es también nuestro Creador y el de toda la creación. En Hebreos capítulo 1 leemos: "Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán mas Tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como vestidura, y como un vestido los envolverás y serán cambiados, pero Tú eres el mismo y tus años no acabarán".

Jesucristo es el Salvador, el Redentor del mundo. El ángel Gabriel le anunció a la virgen María: "Darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo capítulo 1). El libro de Tito capítulo 2 dice: "Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras". Cristo vino a liberarnos y en los Hechos capítulo 4 dice: "En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos".

Jesucristo es el Cordero de Dios que llevó sobre sí mismo nuestros pecados y ahora borra los pecados de cualquiera que sienta la carga y se arrepienta. "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (San Juan capítulo 1). Él instituyó la Santa Cena. Dice la Biblia: "Tomando la copa y habiendo dado gracias, se la dio a los discípulos, diciéndoles, ´Bebed de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para remisión de pecados´" (San Mateo capítulo 26).

Jesucristo es la Fuente de Vida que nos suministra el alimento espiritual diario que necesitamos para poder vivir la vida, para gozarla y disfrutarla. Así como cada día necesitamos un buen desayuno, una comida al mediodía y algo en la noche, en la vida espiritual es igual. "Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia". Así lo dijo Jesucristo en San Juan capítulo 10.

Quisiera preguntarle, ¿Ha encontrado usted esa vida en Cristo? ¿Está disfrutándola?
"El que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna" (San Juan capítulo 4). ¿Ya ha encontrado en Jesucristo la vida eterna, la vida interminable, la vida en abundancia? Ojalá que sí.

En último lugar, Jesucristo quiere salvarle a usted así como a mí me salvó. Él quiere que usted nazca otra vez. San Juan capítulo 3 dice: "De tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, Jesucristo, para que todo aquél que en Él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna". 

Jesucristo dice: "Yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta del corazón, yo entraré a él, y cenaré con él y él cenará conmigo" (Apocalipsis capítulo 3). Ojalá que usted abra la puerta de su corazón a Cristo, que Él entre en su vida y le dé vida eterna. Es así como podrá conocer a Jesucristo en forma personal.

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