¿Qué es la sabiduría y dónde encontrarla?

“Tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” Efesios 5:15-16

¿Sabías que nuestro lema en es “caminar en sabiduría”? Para poder llevar ese lema a la vida práctica debemos saber qué es la sabiduría, pero antes de llegar ahí creo que es importante diferenciarla del conocimiento y la inteligencia.

A pesar de que la inteligencia, el conocimiento y la sabiduría se relacionan entre sí, existen diferencias entre estos términos que es importante entender. El conocimiento es la adquisición de información; es un cúmulo de datos aprendidos o que se han experimentado. Por otro lado, la capacidad intelectual de adquirir dichos conocimientos y entenderlos es inteligencia. ¿Qué es, entonces, la sabiduría? Es la habilidad de aplicar la información adquirida en una forma que beneficia la vida haciéndola más productiva. Por ejemplo, podemos tener el conocimiento de cómo ganar dinero y la inteligencia de presupuestar, ahorrar y hasta cuánto gastar, sin embargo, la sabiduría es entender cómo el uso del dinero impacta nuestra vida y nuestro futuro.

Como sabemos que Dios es el único sabio (Romanos 16:27), y Jesús está lleno de sabiduría (Marcos 6:2), por definición la sabiduría viene de Él y Su Palabra (Deuteronomio 4:5-6). Por eso Proverbios 9:10 nos enseña “El principio de la sabiduría es el temor (Yir’ah) del SEÑOR, y el conocimiento del Santo es inteligencia.” La palabra hebrea “Yir’ah” no solamente significa miedo, reverencia y respeto, sino un anhelo tal para agradarle, ¡que tienes miedo de fallarle!

Entonces, ¿cómo la encontramos? Jesús mismo nos dijo en Mateo 7:24 cómo hacerlo; “cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca.” Entonces podemos definir la sabiduría como, “saber aplicar la Palabra de Dios a cada circunstancia de la vida”. Entonces, para caminar en sabiduría necesitamos:

1.Tener la morada del Espíritu Santo para entender Su Palabra (Juan 14:26).

2. Conocer bien Su Palabra.

3. Meditar sobre lo aprendido para entender cómo aplicarla.

4. Orar y pedírsela al Señor (Santiago 1:5).

5. Aplicarla a todas las áreas de nuestras vidas.

Es obvio que la única forma en que podemos hacer esto es saturando nuestra mente y corazón con la Palabra, dejándola transformar nuestra mente para entonces reconocer Su voluntad (Romanos 12:2) y al ponerla en práctica obtener Su sabiduría. Como la sabiduría viene del Señor (1 Corintios 12:8) y no de la inteligencia (Salmos 19:7), es vital tener una relación estrecha con Él para andar por fe y no por vista (2 Corintios 5:7). Este andar requiere de nosotras morir a nuestros deseos para andar por el Espíritu (Gálatas 5:16-17).

Como esto no es solamente por este año sino por la trayectoria de nuestras vidas, debemos mantenernos enfocadas en Jesús (Hebreos 2:2) reconociendo que nuestros días en la tierra son cortos, pero un día llegará cuando pasaremos la eternidad con Él. Este mismo enfoque de la eternidad nos trae la sabiduría (Salmo 90:12) y nos da el poder de seguir a pesar de nuestras debilidades. Resumiendo todo y regresando a Proverbios 9:10, nos damos cuenta de que la sabiduría no solamente comienza con Dios sino sigue y termina con Él también.

Quiero terminar orando por nosotras, la misma oración que Pablo oró para los colosenses: “Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz” (Colosenses 1:9-12).

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