¿Qué podemos hacer hoy?

Podemos elegir cada día crear el mundo que deseamos vivir. Y hacerlo con la emoción de la primera vez.

Podemos salir al mundo a amar y dejar que ese cosquilleo nos inunde como la primera vez que amamos.

Podemos sonreír y sonrojarnos ante la mirada de cada compañero de trabajo, como lo fue aquel primer día en que me vieron entrar por esa puerta.

Podemos darle un apretón fuerte de manos a ese jefe que saluda, como lo hicimos el primer día antes de que nos acostumbráramos a su mal humor.

Podemos pensar qué haría Jesús en mi lugar en cada situación que tengo, como lo fue la primera vez que lo hice y vi al Señor manifestarse poderosamente.

Podemos pensar que hoy inauguro sonrisa, inauguro vida, inauguro perdón, inauguro gestos cálidos, inauguro amistades, como cada primera vez que sucedió.

Hoy es el primer día del resto de tu vida.

Te invito a mirar la vida desde el hoy, no desde el ayer, no desde el mañana.

Y mucho menos aún desde la costumbre. Hay un enemigo más grande que las condenaciones por el ayer o las ansiedades por el futuro y es el acostumbramiento a que lo que vive a mi alrededor es lo que debe ser y nada más. A que ya lo he vivido. A permitir que solo sea rutina.

Estemos dispuestos a vivir cada experiencia como única y cada momento con todo el poder, amor, misericordia y grandeza que Dios nos ha regalado.

¡Que mejor día para ser vivido que este!

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