Santidad en un mundo impuro

“La voluntad de Dios es que ustedes sean santificados, que se aparten de toda inmoralidad sexual, que cada uno de ustedes sepa tener su propio cuerpo en santidad y honor.” – 1 Tesalonicenses 4:3-4 (RVC)

Rut nos dejó de ejemplo la pureza de sus actos. Todo el pueblo la conocía como una mujer virtuosa y Booz la alababa por eso, la aceptó por su reputación y por sus obras.

Hoy en día la sociedad tiene conceptos errados de qué es lo moralmente correcto en el área sexual y muchas veces nosotras caemos en ese juego del enemigo que tiene cegados los ojos del mundo a lo correcto. La depravación sexual es algo común hoy en día, pero común no es sinónimo de bueno o aceptable.

Por más que la corriente nos guíe a creer que es normal que dos personas del mismo sexo pueden formar una vida de pareja y casarse, tener hijos y ser un matrimonio, debemos tener claro que eso es pecado y está en una dirección completamente opuesta a lo que Dios demanda de nosotras y nuestras vidas.

Dios quiere de nosotras pureza en lo sexual, aun en este mundo donde si aún no has tenido relaciones sexuales eres rara y mal vista.

Rut supo dejarnos un buen ejemplo a nosotras. Y esto aunque al comienzo del capítulo tres la vemos arreglándose para ir a el lugar donde se encontraba Booz, lo hace por la noche, se acuesta a sus pies y le pide matrimonio. Pareciera que esta escena es osada y sin pudor alguno, pero no es así, todo lo que ella hizo fue con prudencia y decoro. Fácilmente ella hubiese podido actuar de una forma indecorosa y seductora para que Booz cayera a sus pies, pero ella fue sutil, delicada y paciente.

Si hoy tú estás pasando por un momento de dificultad en el área sexual, debes de saber que Dios quiere para ti santificación, que nos apartemos como señoritas de todo lo que pueda ensuciar nuestras mentes y que nos comience a convencer de que no está bien tener relaciones sexuales antes del matrimonio, o tener pareja del mismo sexo. Hay muchos factores que influyen grandemente e inconscientemente en nuestras mentes, como la música, los videos de internet, las frases, literatura y películas. Muchas de estas cosas nos hacen dudar de lo que está bien ante los ojos de Dios.

Aléjate de estas cosas querida amiga. No quiero decirte con esto que estés totalmente apartada y camines con los ojos cerrados y seas una ermitaña, sino que quiero que aprendas a seleccionar lo que te conviene, a que sepas elegir y así no contaminar tu mente con la suciedad de este mundo, que busques más de Dios y que tu espíritu esté fortalecido para cuando vengan los ataques del enemigo, de la carne y de este mundo. Que te conozcan por tus virtudes en conservarte sexualmente pura.

Sé como Rut, que supo elegir al hombre que le convenía para pasar el resto de su vida con él; como Rut, que escuchó el consejo de Noemí. Que tu oído esté atento a lo que puede aconsejarte esa Noemí que Dios ha puesto en tu camino, puede ser tu mamá, una tía, tu líder en la iglesia o alguna amiga.

No es fácil este camino de santidad hoy en día, pero no estás sola, Dios es tu ayudador. Puedes caer, puedes fallar, pero debes siempre tener claro que puedes volver a levantarte, hablar con Dios y pedirle perdón y restauración. ¡Ánimo! 

Por Andrea Donoso

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