¿Se puede perder una posición de liderazgo? (Parte 4)

En la tercera parte vimos el por qué de la severidad de la disciplina hacia los líderes. En esta última sección, veremos cuáles líderes pueden ser restaurados.

Evaluando las diferentes historias, me parece que la restauración depende de varios factores: el grado de la caída, el grado de arrepentimiento y el posible riesgo futuro al pueblo de Dios. Cuando hay un arrepentimiento genuino y él/la líder busca ayuda de sus superiores, demostrando humildad y poniendo límites para proteger al rebaño, Dios en Su misericordia lo/la restaura.

Con Moisés, su superior fue El Señor mismo y él fue varias veces donde el Padre (Deuteronomio 3:23-25) suplicándole quitar el castigo. Sin embargo, aunque El Señor rehusó quitárselo, Él siguió usando a Moisés hasta su muerte probablemente por el grado de arrepentimiento, su humildad, su amor y compasión para el pueblo, su corazón de servicio y, por ende, por tener menos posibilidad de otra caída en el poco tiempo que le quedó hasta su muerte eminente. Vemos otra muestra del liderazgo bíblico aun después de la caída en Deuteronomio 4:21-24, donde Moisés advierte al pueblo de no olvidar el pacto del Señor después que él muera.

¿Y para con nosotros, el Señor ha cambiado? ¡Claro que no! Él es el mismo ayer, hoy y para siempre (Hebreos 13:8). En el libro de Hebreos 13:3-11, el autor describe la disciplina del creyente, y en los versículos 12-27 explica la exigencia de Dios para la pureza moral. En el versículo 28, manda al creyente a tener gratitud con temor y reverencia basado en un Dios que es fuego consumidor (29). Dios ha llamado y ha equipado a sus líderes para caminar en el Espíritu, y mientras nos mantengamos a Su lado podremos cuidar a las personas. Sin embargo, tan pronto nos separamos de Su camino, Su voz se hace más distante y menos clara, perdemos Su protección, perdemos el poder y en muchos casos la posición de liderazgo.

“El que tiene oídos, que oiga” (Mateo 11:15) y “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla” (1 Corintios 10:12-13). Dios es fiel y para aquellos que tienen posiciones del liderazgo, cuídalo con temor y temblor (Salmo 2:11).

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