¿Se puede perder una posición de liderazgo? (Parte 3)

En la segunda parte de esta serie vimos cómo aunque el hecho de perder la posición de liderazgo no implicaba la perdida de la salvación, sí se pagan las consecuencias de sus pecados. En esta tercera sección veremos por qué es necesaria la severidad de la disciplina hacia los líderes.

El estándar de los líderes es más elevado porque son representantes de Dios para las ovejas (1 Timoteo 4:12). Se supone que los líderes tienen mayor conocimiento de lo que El Señor quiere y deben tener una relación más cercana con Él, caminando estrechamente con El Espíritu Santo para ser capaces de liderar la grey. Para liderar, necesitan hablar al pueblo de parte de Dios; “Hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel; cuando oigas la palabra de mi boca, adviérteles de mi parte” (Ezequiel 3:17). Y los versículos 18-21 nos advierten el deber de los líderes.

Cuando un líder está en pecado, no está caminando en El Espíritu Santo y por ende no puede oír lo que El Señor está diciendo (Números 11:17), y su dependencia en este tiempo no está sobre El Espíritu Santo sino en la carne, algo inaceptable a nuestro Dios (Proverbios 2:6-12).

Moisés es un buen ejemplo de la diferencia en cómo Dios trata a los líderes en comparación a las ovejas. El pueblo de Israel tuvo falta de fe. Por 40 años vivieron en constante rebelión y por eso no entraron en la tierra prometida. Mientras la fe de Moisés falló pocas veces, con la última él recibió el mismo castigo del pueblo, aunque hay una diferencia importante que recordar: Moisés fue salvo mientras el pueblo no.

Su falta de fe era pública y esto disminuyó la gloria de Yahweh, un asunto serio a los ojos de Dios. Moisés lamentó su pecado (Deuteronomio 3:23-29), él había visto tantos milagros de Dios y en el momento de la culminación de la historia, al final se lo perdió. En vez de hablar a la roca, el gritó disminuyendo la grandeza del milagro que El Señor iba a hacer. Aunque él caminó en el Espíritu por 40 años, en este momento actuó en la carne, produciendo en las ovejas una confusión de donde venía su poder. Las ovejas aprenden observando a sus líderes y luego los imitan, demostrando la importancia por la cual Dios exige un caminar ejemplar en Sus líderes.

Él es un Dios misericordioso (Lamentaciones 3:22-25), sin embargo, la misericordia no es solamente para Sus líderes sino para Su pueblo también, y mantener un líder o una líder en una posición donde puede causar a otros caer no sería misericordioso de Su parte. 2 Corintios 5:10 nos recuerda “todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo,” y como habíamos leído arriba, aquellos que recibieron más serán juzgados según su llamado (Mateo 25:15-30).

Entonces Pablo nos recuerda en Efesios 4:1 que todos debemos vivir “de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados”, incluyendo los líderes, y Hebreos 13:17 nos recuerda que los líderes “velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta”.

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