Sed

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” – Juan 4:13-14

Una mujer fue a buscar agua al pozo un día, de la misma manera que lo había hecho siempre. No sabemos su edad ni su nombre, sólo sabemos que tenía cinco matrimonios fallidos en su haber y que estaba viviendo con otro hombre con el que no estaba casada. No sabemos qué sucedió en el pasado de esta mujer. No sabemos qué le llevó a seguir buscando en hombres la respuesta a su dolor y a su vacío internos. Algo estaba roto dentro de ella. Algo que le hacía buscar respuestas en los lugares equivocados.

Cuando buscamos contentamiento en cosas o en personas nunca nos es suficiente. La mujer samaritana buscaba ser plena y llenar su vacío con relaciones. Cada una lo hace con algo diferente: con el esposo, los hijos, relaciones de amistad, posesiones materiales, dinero, reconocimiento social... intentos vanos de llenar un espacio vacío en nuestra alma.

Nada en la vida de esta mujer había llenado su vacío. Nada había calmado su sed...

...y entonces llegó Jesús...

...Y le habló.

Según la tradición, un rabino ni siquiera le hablaba a su esposa en público ¡Cuánto más a una mujer desconocida! ¡Y samaritana! Tampoco era habitual que un judío pidiera un favor o aceptara algo de un samaritano. Y ahí estaba Jesús, hablando a esta mujer samaritana, tomando agua de su copa... y ofreciendo el agua de vida, el agua que calma la sed eternamente.

El diccionario define “sed” como un “deseo vehemente de algo”. El término griego utilizado para “tener sed” en este pasaje es “dipsao”, que significa literalmente “sentir el dolor de querer beber”. Jesús utilizó esta palabra porque Él podía ver en el interior del alma de esta mujer, Él podía ver su desesperación, su búsqueda infructuosa, su decepción, su vacío, su soledad, su miedo, su dolor. Esta mujer estaba sedienta, pero no lo sabía. Sólo la conversación con Jesús le abrió los ojos y el corazón para ver su propia necesidad de refrescar su alma, que su vacío fuera llenado, no con algo terrenal, sino con Jesús.

Con Jesús.

Con el Agua Viva.

Para los judíos el agua viva era la que siempre se estaba moviendo y fluía constantemente. No era agua estancada como la del pozo en la que Jesús y la mujer samaritana estaban sentados. Lo que ella necesitaba era beber del agua que Jesús ofrecía...

...un flujo constante de Su Espíritu Santo en su interior.

El agua viva es limpia y fresca. Satisface la sed. Calma el dolor. Llena el vacío. Da vida.

Esta mujer necesitaba tomar del Agua Viva para poder ser salva... Muchas de nosotras ya lo somos, ya hemos tenido ese encuentro personal con nuestro Salvador...

...y seguimos con sed.

Seguimos buscando saciarnos de cosas temporales, de cosas que no duran, que no sirven.

Sólo Jesús puede saciarte. Sólo la relación íntima, personal, constante con Jesús puede quitar tu sed, puede llenar tu vacío. ¿Qué más vas a buscar? ¿Por qué sigues mirando en los lugares equivocados?

No son personas las que van a llenar tu vacío.

No son cosas las que van a llenar tu vacío.

Sólo Jesús va a llenar tu alma y hacer que de ti también corran ríos de agua viva.

A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.” – Isaías 55:1

¿Estás sedienta?

¡Ven!

“¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.”– Isaías 55:2

¿Por qué gastas tus fuerzas en lo que no merece la pena? ¿Por qué gastas tu dinero y tu tiempo en cosas que te llenan a medias o que te satisfacen durante un breve período de tiempo.

Sólo Jesús va a satisfacerte. Pero se nos olvida. Nos desesperamos, buscamos soluciones, olvidando que sólo Jesús hace posible la vida, la paz, el gozo. Él lo hace posible bajo cualquier circunstancia. Nuestra vida sería mejor, nuestro mundo sería mejor si de una vez Jesús fuera nuestra primera opción para todo, si viviéramos realmente como mujeres llenas del agua viva ¿No crees?

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