¡Señor, estoy desanimado!

Pasaje: Juan 21

Versículo clave:

“Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces” (V.6).

Ellos habían estado pescando todo el día. Al paso de las horas, todos se cansaron y se desanimaron. Tenían cuentas por pagar y bocas que alimentar. Sin embargo, ni un sólo pez había sido capturado por su gran red. Al llegar el amanecer, una persona extraña gritaba desde la orilla del mar: “¿Amigos, han pescado algo?” Sus corazones desvanecieron al reconocer que su viaje era un fracaso. “Echen la red hacia el otro lado”, dijo Él. Al darse cuenta de que era el Señor quien habría hecho esa pregunta, gran emoción invadió sus corazones. Y peces desbordaban de su red.

¿Ha notado que cuando Jesús les dijo a sus desanimados discípulos que echaran su red nuevamente, era en el mismo lugar dónde ellos no habían logrado pescar nada durante toda la noche?

Lo mismo suele ocurrirnos a nosotros cuando nos encontramos en el mismo lugar desolado por mucho tiempo.

Pudiera ser una enfermedad persistente… O una relación que se está deteriorando…

Pudiera ser desempleo prolongado… O una herida emocional que no sana…

Si pudiéramos ir a un lugar totalmente nuevo cuando nos desanimamos, ¡echar nuestras redes de nuevo sería mucho más fácil! Si pudiéramos ser una persona diferente, o ir a un lugar diferente, o hacer algo diferente, no sería tan duro tener una fe renovada y nuevo aliento.

Pero es la misma red que no pescó nada la noche anterior… en el mismo mar vacío.

Tentaciones viejas deben ser superadas… relaciones viejas deben ser sanadas… pruebas y valles viejos que enfrentamos ayer y el día anterior, deben ser enfrentados hoy. Una vez más.

Cuando Jesús encontró a sus discípulos fallando en su viaje pesquero nocturno, Él les ha podido decir que tomaran sus redes y le siguieran a un área nueva y abundante del mar.

Pero eso no fue lo que Él hizo. Por lo contrario, Él les mostró cómo tener éxito exactamente donde ellos estaban.

Ellos han podido argumentar con Él. ¡Después de todo, ellos eran pescadores profesionales!  Ellos conocían el mar mejor que nadie. “Jesús, no entiendes – nosotros sabemos lo que estamos haciendo”, puede haber sido lo que les pasó por la cabeza.

Por lo contrario, ellos movieron y tiraron sus redes, tan sólo siete pies al otro lado de la barca. Y mientras sus manos cansadas obedecían al Maestro, la abundancia se manifestó.

¿Se siente desanimado hoy día mi amigo?

¿Es la misma barca, el mismo lugar, la misma técnica de pesca, una y otra vez por meses, tal vez años?

Recuerde: Si usted está en el centro de la voluntad de Dios, caminando en obediencia con Él, usted está dónde Dios quiere que esté. Las circunstancias que usted enfrenta puede que sean incómodas y puede que usted esté listo para moverse a otro lugar mejor. Sin embargo, al menos de que el Maestro le llame a moverse de dónde usted está… Permanezca

Él está trabajando en un fruto eterno para su vida. Él le está moldeando mientras que usted echa su red una y otra vez. Él le está fortaleciendo mientras que usted confía en Él, aun cuando se encuentre cansado y abatido. En el proceso de espera por Su liberación y provisión, manténgase buscando a la persona extraña que grita desde la orilla del mar. Permita que Sus manos gentiles lijen los bordes ásperos de su actitud. Siga leyendo Su manual de instrucciones cada día. Siga clamando a Él por liberación y paz. ¡Y por favor, no sea tímido! Dígale exactamente cómo se siente en este lugar solitario, desolado.

Él está escuchando.

Y cuando usted se sienta demasiado y cansado para seguir adelante, recuerde esto: Es el Maestro mismo quien después de sus deprimentes fallas, le sigue diciendo:

¡Prueba otra vez!

Versículos para Meditar

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”, 2 Corintios 4:17-18

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”, Isaías 41:10

“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”, Jeremías 17:7-8

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