Siento temores profundos

“Sr. Palau:

Siento temores profundos. Temores por mi familia, temores por el mundo actual, por mi matrimonio y por mi patria también, y no puedo liberarme de ellos. ¿Qué puedo hacer? El psicólogo no ha podido ayudarme en este caso”.

Respuesta:

Mi estimado caballero. Los temores que usted sufre pueden ser muy normales. Lo que usted necesita es una solución también equilibrada. Al pensar en la situación actual del mundo, un hombre normal no puede sino sentir temor. Pero la solución al problema está en cómo manejar, controlar y equilibrar esos temores con la realidad de la vida. Además se necesitan soluciones prácticas. El temor paraliza. Si usted permite que el temor le siga sobrecogiendo, usted será una persona atemorizada incesantemente, esclavizada por las cadenas del temor. Hay millares en esta situación.

El verdadero amor echa fuera el temor. Por ejemplo, ¿cómo puede un hombre librarse del temor de que su mujer le sea infiel en este mundo tan pecador? Con el amor extraordinario de su esposa. Con una esposa que lo ama y se entrega a él de tal forma que el hombre sabe que su mujer lo ama tan profundamente que está seguro que ella no podría andar por allí con otro hombre. "El verdadero amor echa fuera el temor", dice la Biblia en 1 Juan capítulo 4.

Los temores que usted sufre por su familia, su patria, sus hijos, el hogar, etc., aunque son temores normales, pueden controlarlo a usted. Pero cuando usted comprenda lo que la Biblia dice en San Juan capítulo 3: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en Él crea, no se pierda mas tenga vida eterna", entonces no hay por qué sufrir de esos temores.

La solución no está en la psiquiatría, sino en Dios. Él le ama a usted, y el verdadero amor de Dios echa fuera el temor; porque sabemos que a pesar de los dilemas modernos, si Dios está en control de nuestra vida, Él cuida de nosotros, de nuestros hijos, y tiene un futuro hermoso para los que en Él creemos: la eternidad con Él en el cielo. Que el Señor le ayude a quitar con su amor sus temores.

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