“Pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril”, Marcos 4:19
Aunque el Dr. Brown había sido el pastor de una de las iglesias más grandes en la ciudad por sólo tres meses, había compartido unos mensajes finos que eran de estímulo para muchos miembros de la iglesia.
Una tarde, el Dr. Brown pasó por la cola de la caja de uno de los supermercados locales y no reconoció a la cajera que era un miembro de su iglesia; ella tampoco se lo hizo saber.
Después de salir de la tienda, el Dr. Brown se dio cuenta de que en el cambio había recibido $20 dólares más de lo que debía. Sin embargo, por tener prisa, se metió en su carro y se fue. Casi inmediatamente, los $20 comenzaron a perseguirlo. Al día siguiente le regresó el dinero a la cajera y le explicó lo que había sucedido. La cajera se limitó a tomar el dinero y a decirle: "Sí, lo sé. Gracias”.
Después del servicio el siguiente domingo por la mañana, el pastor estaba saludando a la gente al salir de la iglesia. Una de las manos que sacudió era la de la misma cajera del supermercado, quien le dijo: "Pastor, ahora sé que usted cree en lo que predica".
El engaño de las riquezas no destruyó el fruto del testimonio del Dr. Brown para la cajera que pertenecía a su iglesia.
Qué triste es cuando nos permitimos ser atrapados en las trampas de Satanás - aún en las más pequeñas. Sólo un poco de cambio de más que no devolvamos puede destruir nuestro testimonio.
¿Alguna vez has tomado algo que no te pertenece? ¿Te has quedado con un cambio extra? ¿Te has llevado equipos de la oficina a casa? ¿Cómo te sentiste al respecto? ¿Has permitido que esto "ahogue la palabra"?
Lectura Bíblica Diaria:
Génesis 18-19