Sus pies no permanecen en casa (Parte 1) 

“Sus pies no permanecen en casa; está ya en las calles, ya en las plazas, y acecha por todas las esquinas.” – Proverbios 7:11-12

La modernización ha traído muchas cosas buenas, como algunas cosas convenientes que hacen del trabajo cotidiana de la mujer uno más fácil y dándole más tiempo para hacer cosas extras. ¿A qué dedicas este tiempo extra? ¿En cosas frívolas? O estás invirtiéndolo en el Reino de Dios.

Efesios 5:15-16 nos advierte, “Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” Nosotras estamos viviendo en medio de una guerra espiritual que comenzó en Génesis y no terminará hasta que nuestro Señor regrese (Efesios 6:12), y tenemos que estar preparadas para defender nuestra fe contra el enemigo y también contra nuestros mismo deseos (Gálatas 5:17).

La filosofía de la época en que vivimos nos dice que “mi tiempo es mío”. “Me lo he ganado”, “Yo puedo hacer con él lo que yo quiera”. Pero como el espíritu de la era es dominado por la maldad, siempre es opuesto a lo que El Señor quiere.      ¿Cuales instrucciones tenemos del Señor? 1 Corintios 6:19-20 nos dice, “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

Cada mañana tenemos que buscar el rostro del Señor, Aquel que conoce nuestro futuro, para preguntarle lo que Él quiere de mi hoy.  Satanás es muy astuto (Génesis 3:1) y su meta es destruir nuestra vida espiritual. Efesios 6:12 dice, “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.”

¿Qué deberemos hacer entonces? EL versículo 13 dice, “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes.”

Y entonces, ¿cuáles son nuestras armas en esta batalla? “Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz; en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.” (Efesios 6:13-17)

Si nos fijamos, la mayoría son habilidades que necesitamos procurar antes del ataque. Tenemos que conocer la verdad, debemos saber lo que realmente es la justicia bíblica, tenemos que conocer el evangelio de la paz y, entonces, cuando sabemos todo esto, nuestra espada estará lista para usar.

Entonces ¿cómo podemos aprender estas habilidades? Tiempo a solas con El Señor. Escudriñar la palabra, meditar sobre ella y comunicarnos con el Autor de todo, para que antes de salir de la casa diariamente estemos vestidos con nuestra armadura y que podamos ser equipadas para lo que viene este día. “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).

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