Tarde o temprano

“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre”, 2 Samuel 12:7a

El tiempo total en que David pecó con Betsabé, la esposa de Urías (general de David), fue de un año.

Un año en el cual Dios parecía haber pasado por alto el pecado de David, Su siervo amado. Un año en el cual David siguió viviendo en pos de la carne, de espaldas a Dios. Un año en el cual Dios le dio tiempo de pensar, evaluar y recapacitar su conducta. Un año en el que, por la complacencia en el pecado, David no se arrepintió ni buscó el rostro de Dios.

Amadas, tarde o temprano el pecado nos alcanza y Dios nos pide cuentas. El Señor nos da el espacio y el tiempo necesario para venir por nuestra propia voluntad antes de tener que intervenir por Sus propios medios confrontando nuestro pecado.

Mientras David calló se envejecieron sus huesos, su verdor se secó y la mano de Dios se agravó sobre él (Salmo 32:3-4). Sin embargo, cuando confesó su pecado, aunque pagó las consecuencias, halló paz, salud y misericordia.

Oración: Señor, gracias por darnos espacio y tiempo suficiente para reflexionar sobre nuestras vidas y de corazón pedirte perdón. Pero mayor gracias te damos porque cuando no lo hacemos tu nos traes a cuentas con el deseo de purificarnos y limpiarnos de toda maldad. Gracias ¡Oh Dios! por rescatarnos de nosotras mismas y restaurarnos a la comunión contigo. En el nombre de Jesús, amén.


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