“Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias” – Colosenses 2:7
La educación es un tema y la fe también. Se nos dice –y quizás tú querida amiga que estás en la secundaria o en la universidad bien lo sabes– que quien te forma es tu hogar y no tus profesores.
Sin embargo, cuando venimos a Cristo somos enseñados, somos reeducados en una nueva forma de vida, porque seguir a Cristo no es religión, es una forma de vida distinta. Jesús hace la diferencia en nuestra vida, la marca, y esa marca es nuestra fe, por lo tanto somos educadas para andar en él o vivir en él.
La nueva vida en Cristo es una vida ordenada y firme tal como lo describe Pablo a los hermanos en Colosas. El llamado es a practicar las enseñanzas, y una de ellas es que hemos sido enseñados a dar gracias, aún más, debemos abundar en acciones de gracias.
La fe en Cristo implica ser una joven agradecida en todas las circunstancias de la vida. Tal vez tú digas que no tienes muchos motivos para dar gracias, a veces pensamos que necesitamos ser sanadas de alguna terrible enfermedad, o simplemente estar agradecida porque Dios suplió una gran necesidad, pero nuestra fe en Cristo nos enseña a estar agradecidas en todo tiempo.
Si estás arraigada y cimentada en Cristo, siempre habrá motivos más que suficientes para estar agradecida: de la salvación, del perdón de nuestros pecados, de la libertad que Dios nos ha dado, del gozo perpetuo, de la fortaleza que nos brinda en tiempos débiles, del amor y la misericordia, del día con sol como el de lluvia, de la ropa y alimento que tenemos, de la esperanza bienaventurada de verle un día cara a cara, de la sorpresa inesperada que recibimos, de lo absolutamente nada que está pasando en nuestra vida (según nosotras).
Nuestra fe no está determinada por las circunstancias, sino por la persona que ha cambiado nuestra vida, que la ha reeducado para vivir conforme a su imagen y para dar gracias a Aquel que le da significado y propósito a tu vida y la mía. A Cristo el autor y consumador de nuestra Fe.
Entonces la tarea es educar a otros en la fe, a estar siempre agradecidas, no importando la situación actual de nuestra vida. Ser agradecida es parte de la vida que tenemos en Cristo, Él lo vale.
Por Elba Castañeda