¿Tienes valor o tienes precio?

Cuentan las Escrituras acerca de un hombre que llegó a ser Rey a la edad de veinticinco años. Una edad en donde todavía una persona no tiene suficiente experiencia pero sí mucho ímpetu. Su nombre era Amasías y reinó sobre Jerusalén y el trono de Judá.

Estaba en guerra con sus vecinos, así que decidió censar al pueblo y ver cuántos estaban listos para la guerra. Contó trescientos mil hombres listos, pero no preparados como para ganar de manera contundente. Fue en ese instante que decidió contratar a cien mil guerreros valientes de Israel.

Todos ellos eran muy profesionales pero tenían muy pocos principios. Valientes pero no de valor. Pagó tres mil trescientos kilos de plata, toda una fortuna, por los servicios de éste ejército.

Pero un hombre de Dios fue a verlo y le dijo: "Su Majestad, no permita que el ejército de Israel vaya con usted, porque el Señor no está con esos efraimitas. Si usted va con ellos, Dios lo derribará en la cara misma de sus enemigos aunque luche valerosamente, porque Dios tiene poder para ayudar y poder para derribar", (2 crónicas 25:7-8 NVI).

Inmediatamente el rey le preguntó: "¿Qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que pagué al ejército de Israel? A lo que el hombre de Dios dijo: El Señor puede darle a usted mucho más que eso".

A veces estamos tan preocupados por el dinero que solo observamos la vida y nuestras decisiones a través de él. Pero siempre la respuesta es que si te armas de valor y confías en Dios, Él puede darte mucho más que todo el dinero que pensaste.

Entonces Amasías dio de baja a las tropas israelitas que habían llegado de Efraín y las hizo regresar a su país. Armándose de valor, el rey guió al ejército hasta el valle de la Sal, en donde mató a diez mil hombres de Seír. El ejército de Judá capturó vivos a otros diez mil. A éstos los hicieron subir a la cima de una roca y desde allí los despeñaron. Todos murieron destrozados (2 crónicas 25:11-12 NVI)

Podemos ser hombres y mujeres de valor y con valores

Amasías no tuvo precio en esta situación. Confió en Dios y se armó de valor. Imitemos a Amasías esta semana y que todo aquello que nos intenta cambiar la paz, todo aquello que quiere atacarnos, todo aquello que quiera comprarnos a costa de nuestros valores, sea despeñado desde la cima de nuestra confianza en el Todopoderoso.

En un mundo donde todo tiene precio podemos elegir ser hombres y mujeres de valor sabiendo que Dios es más grande que toda posesión. Vivir una semana a su lado es más grande que mil semanas alejados de Él.

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