Todo el mundo necesita a alguien

¿Qué está impidiendo que recibas la ayuda que necesitas?

Esta pregunta será la guía a través de esta nueva serie en la que aprenderás a identificar aquello que está deteniendo tu bendición. Así que veamos la primer lección en Marcos 6:1-4:

“Jesús salió de esa región y regresó con sus discípulos a Nazaret, su pueblo. El siguiente día de descanso, comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que lo oían quedaban asombrados. Preguntaban: «¿De dónde sacó toda esa sabiduría y el poder para realizar semejantes milagros?». Y se burlaban: «Es un simple carpintero, hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón. Y sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros». Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.”

Es probable que al leer esto, te indigne y te parezca increíble que el mismo pueblo de Jesús lo haya rechazado, sin embargo, quisiera que tomes un momento en pensar en todas las veces que has necesitado ayuda, y por tener una mente y un corazón cerrado, no pudiste recibir la información y asesoramiento correcto cuando lo necesitabas.

Una mente cerrada puede ser a causa de: la incredulidad, la desconfianza, el orgullo, la frustración, el enojo, la tristeza, incluso de una ofensa personal. Si pones todo eso como prioridad sobre tus necesidades, no importa lo que los otros digan o hagan por ti; tu mente y corazón seguirán cerrados y perderás la ayuda que necesitas.

Así que, si Jesús fue subestimado por su pueblo, es muy probable que también subestimemos a otros a quienes Dios ha enviado para ayudarnos, e incluso que encontremos imposible creer que el Señor puede usar a alguien que ya conocemos. ¿Has notado cómo a menudo estamos abiertos para escuchar a un extraño, y sin embargo, tan cerrados y resentidos con aquellos que sí conocemos?

Recuerda que no hay manera de saber cuándo Dios usará a alguien para influir en tu vida, no descartes a nadie, al contrario, pide sabiduría y un corazón abierto para recibir su consejo. 

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