Un tiempo como este

Muchas veces me he preguntado cómo hubiera sido mi vida si hubiera estado en los tiempos de Jesucristo en la tierra. Qué maravilloso hubiera sido. Me imagino usando esos vestidos largos, caminando de un lado a otro, viviendo una vida simple en medio de gente extraordinaria. Quizá hubiera visto a Jesús en persona, lo hubiera perseguido, no le hubiera perdido “ni pie ni pisada”.

Cómo me hubiera gustado tocar sus manos, sentarme a mirarlo y experimentar su extravagante amor en persona. De solo pensarlo me conmuevo y siento que amo más a ese Dios que se hizo hombre y que ha sido en mi vida un amor incondicional.

Pero, aun así, siempre enfrento la verdad de que fue su voluntad escogerme para un tiempo como éste, donde la vida no es tan simple, donde todo está congestionado, con culturas diferentes, doctrinas enfrentadas, corrupción, tecnología por todas partes, falta de amor; y me pregunto: ¿qué hago en medio de todo esto? ¿Qué hago en respuesta a todo esto? ¿Qué hago con el amor de Jesús en contraste a todo esto que estoy viviendo?

Él está aquí en medio nuestro, todavía camina por las calles buscando a quien salvar, a quien sanar, a quien consolar. Lo único es que encontrar el amor de Dios en un tiempo como el que vivimos se hace cada día más difícil. Los corazones se han endurecido. 

Sé que muchos están de acuerdo conmigo en este punto y esto me lleva a pensar: si yo encontré ya ese amor incondicional que viene de Él, ¿qué hago guardándolo solo para mí? ¿Lo necesito? Sí, desesperadamente, definitivamente, ¡pero ya lo tengo! ¿Mas qué hay de aquellos que no saben que Él aún está presente, de aquellos que no saben que Su corazón late por almas en un ritmo acelerado, así como este mundo acelerado, en movimiento constante? Entonces concluyo que el amor nos debe llevar a la acción. 

Éste es el tiempo en el cual necesitamos tomar acción con el favor de Dios, el cual nos empodera para llevar a cabo Su mandato de compartir Su amor con las personas que nos rodean. Es tiempo de pedirle a Él que cada día nos presente oportunidades para mostrar Su amor. 

Ahora, cuando cada vez nos acercamos más al final, es tiempo de decirle a otros lo que Cristo ha hecho por nosotros y que también puede hacerlo por ellos. Es tiempo de mostrar compasión, porque Él es compasivo. Es tiempo de salvación, tiempo de motivar a otros a correr para alcanzar a Cristo, motivarles a hacer la decisión ahora, porque luego puede ser demasiado tarde.

Ahora, cuando el amor se ha enfriado, es nuestro tiempo de mostrar y compartir el amor incondicional de aquel que nos amó y nos ama por encima de toda circunstancia. ¡Este es mi tiempo! 

“Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”, Juan 13:34-35

Por Nayibe Rueda

Loading controls...