Una amistad que transforma

Es muy posible que la mayoría de nosotras estemos rodeadas de muchos amigos, amistades de hace mucho tiempo y amistades recientes. Podemos conocer a muchas personas pero no necesariamente esa amistad tenga como resultado una transformación en nuestra vida y nuestro corazón.

Quiero poner el ejemplo de lo que es una persona transformada por un amigo, una persona renovada y cambiada por una amistad. Este ejemplo es el de Moisés.

Moisés pudo haber estado rodeado de tantas personas, pero en el momento en que Dios le llama, él se queda solo. Se queda en el desierto buscando donde podría vivir, buscando personas, tal vez sin esperanza de encontrar más que arena en el desierto. Pero Dios lo puso alrededor de una familia y luego lo llama en Horeb. Es ahí donde Moisés tiene la oportunidad de conocer a su verdadero amigo, al único y verdadero Dios, El Gran Yo Soy.

La relación de Moisés con Dios ha sido un ejemplo para mí. Moisés tuvo temor de hacer lo que Dios le mandó, pero Jehová actuó como un amigo y le dijo: “yo estaré contigo”, Éxodo 3:12.  El Señor siempre estaba con él, respondiéndole y a su lado. Es algo que admiro de esta amistad.

Quiero compartir estos versículos que demuestran como Dios se revelaba a Moisés como un amigo:

"Y acostumbraba hablar el Señor con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo”, Éxodo 33:11.

“Y el Señor dijo a Moisés: También haré esto que has hablado, por cuanto has hallado gracia ante mis ojos y te he conocido por tu nombre”, Éxodo 33:17.

“La vida de Moisés cambió y aun de su rostro podía verse claramente que había tenido un encuentro con el Creador del universo, y que había sido transformado de adentro hacia afuera. Todo esto por tener una amistad con Dios, con su amigo fiel, quien nunca falla”, Éxodo 34:29.

¿Qué tengo que hacer para que Dios me considere como un amigo? ¿Hay algún requisito? ¿Un número de reglas que seguir?

La única manera en que Dios nos considera amigos es a través de Cristo, y no solo amigos, sino hijos. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”, Juan 14:6-7.

¿Alguna vez has experimentado cómo Dios ha actuado como un amigo y Padre en tu vida?

Por Albelina Reyes Gómez

 

Loading controls...