Una conciencia transparente (Parte 2)

Toda persona que tiene un cargo de conciencia se pregunta: “¿Qué debo hacer?” Vaya y arregle sus cuentas con la otra persona a la que ha ofendido y que sea cuanto antes.

Le voy a recomendar que tome un papel y un lápiz, y empiece a tomar nota de toda persona a quien su conciencia le dice que usted le ha ofendido, engañado o robado. Aunque esa persona lo sepa o no, usted debe ir a arreglar las cuentas. 

Cuando vaya a pedir perdón, no confiese todo con detalles innecesarios y secundarios, confiese su ofensa básica. En Santiago 5, 16 dice: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros” Es confesar la ofensa básica. 

En segundo lugar debe restituir lo que debe pagar, o aclarar situaciones impropias, devolver lo que ha pedido prestado. Pero si la persona ofendida insiste con que se olvide del asunto, olvídelo; pero si lo acepta, usted debe cumplir y retribuirlo.

Hay excusas que la gente usa para no arreglar sus cuentas; algunos dicen que el asunto ocurrió hace mucho tiempo, otras personas dicen que el individuo se mudó de domicilio y no lo puede encontrar, otra excusa es que la ofensa era muy pequeña o que las cosas han mejorado con esa persona. Otra excusa es decir que son demasiado sensibles, o dicen que nadie es perfecto; otras se excusan diciendo que la otra persona no lo va a comprender o que demanda mucho dinero y no lo tienen; otras personas dicen que más tarde lo harán y también dicen que esa confesión arruinaría su vida.

Si la ofensa ocurrió hace mucho tiempo, ¿por qué usted lo recuerda? Si usted dice “era una ofensa muy pequeña”, ¿por qué le carcome su conciencia?. Y si usa la otra excusa, “Es que las cosas han mejorado”, entonces quiere decir que Dios ya preparó al otro para facilitarle a usted la confesión y la restitución.

Si dice que es demasiado sensible, yo le pregunto ¿y la otra persona? ¿Acaso no es sensible también? Si usa la excusa de que nadie es perfecto entonces lo van a comprender, tenga confianza, la persona va a entender. Si dice que no lo comprenderán, eso no importa, usted tiene que andar en la luz con Dios y con los hombres; no se preocupe si no lo comprenden, arregle sus cuentas con los demás. Y si dice que le demanda mucho dinero, yo le digo que empiece a pagar hoy y trate de pagar cuanto pueda.

Arregle sus cuentas con la otra persona, sea quien sea, y Dios le va a ayudar.

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