Vasos de Barro

¿Alguna vez has pensado que Dios no te puede usar a causa de tu oficio? ¿O piensas que no tienes el conocimiento o la educación necesaria? ¿Quizás opinas que, como no tienes idea de cuál es tu propósito en la vida, Dios no te puede usar en la vida de otros? Estas dudas son totalmente humanas. De hecho, nos parecen lógicas. Por ejemplo, ¿qué tienen en común las siguientes personas?

  • un esclavo encarcelado
  • una ama de casa sin educación
  • un agricultor miedoso
  • una prostituta
  • un abogado asesino
  • una comerciante de telas

Con tan solo ver ésta lista pensarás que no tienen nada en común. Pero puedo decir que tienen tres cosas en común: Primeramente, todos tenían limitaciones que los hacían, desde el punto de vista humano, indeseables para el trabajo de Dios. Segundo, a pesar de todo, Dios los capacitó de manera extraordinaria para cumplir Sus planes y propósitos. Es decir, bastó la gracia de Dios para fortalecerlos y para cumplir el trabajo, “porque Mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).

Por último, Dios los usó y los capacitó debido a que ellos confiaron en quién era Dios y en Sus promesas. O sea, como confiaban que Dios era soberano y sabía más que ellos, también confiaban en Su promesa de usarlos como instrumentos para Su obra. ¿Por qué? Porque Dios es “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos…” (Efesios 3:20).

Ahora, ¿qué dirías si te diera los nombres?

  • José, hijo de Jacob: un esclavo que fue elevado a gobernador de Egipto para salvar a Israel en tiempo de sequía y hambre (Génesis 41-48).
  • Ana, madre de Samuel: una ama de casa que creyó en la promesa de Dios de tener un hijo, quien sería un gran profeta de Dios (1 Samuel 1-4).
  • Gedeón: un agricultor miedoso que Dios usó para liberar a Israel de los Madianitas (Jueces 6-9).
  • Rajab: una prostituta cuya posición social escandalosa facilitó no tan solo que los espías israelitas entraran a Jericó, sino que lo pudieran hacer casi desapercibidos. Formaría parte de la línea familiar de Jesús (Josué 2, Mateo 1:5).
  • Pablo: un abogado que asesinaba y perseguía a los primeros cristianos y quién Dios llamó para llevar el Evangelio a casi todo el Mundo Antiguo (Hechos 7:54-8:3; 9:1-16).
  • Lidia: una comerciante de telas que fue la primera conversa cristiana en Europa y una de las fundadoras de la iglesia en Filipo; sustentó a Pablo y Silas en su ministerio por Europa (Hechos 16:11-40; Filipenses 1:3-10: 4:10-16). 

Gente normal, gente imperfecta. Sin embargo, todos fueron instrumentos de Dios en los lugares donde se encontraban. Amigo(a), nunca ignores tu rol en llevar el amor de Dios a toda la gente que diariamente te rodea. No olvides que Dios te capacita para lo que Él te ha llamado. Jamás desestimes el deseo de Dios en usarte como Su instrumento, por más inseguro o miedoso que estés, porque “tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios 4:7).

Por Alejandra López

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