Hace años un conocido predicador describió una vida rendida de esta manera:
“Creemos que darnos por completo al Señor es como tomar un billete de $1,000 y ponerlo sobre la mesa. ‘Aquí está mi vida, Señor. Te la entrego toda’”.
"Pero la realidad para la mayoría de nosotros es que Él nos hace ir al banco a cambiar el billete de $1,000 por monedas de veinticinco centavos. Vamos por la vida entregando monedas de veinticinco centavos aquí y cincuenta centavos allá”.
¿Qué significa ofrecer veinticinco centavos en cada ocasión? Bueno, Dios puede pedirte que sacrifiques los próximos treinta minutos para llamar a una suegra que puede ser muy negativa, o hablar con un hijo adolescente, o renunciar a dormir toda la noche para cuidar a un hijo enfermo.
Puede ser que tu día parezca tan rutinario y que nada de lo que haces en realidad importa. No olvides que cada sacrificio de veinticinco centavos es importante en la economía de Dios.
