Ver o no ver… esa es la cuestión

Salieron de prisa… Ángeles enviados por Dios, más el hombre en el que Dios confiaba fueron en su auxilio. Se habían metido en problemas, sin embargo no serían dejados allí.

Pero al ir hacia el futuro ella eligió mirar hacia atrás. Y ni Dios, ni ángeles, ni el hombre de Dios, ni siquiera su esposo pudieron ayudarla y se hizo polvo.

Esta es la historia de la esposa de Lot. Pero puede ser la tuya o la mía. ¿Cuántas veces nos quejamos de que Dios no nos da lo que queremos y no nos damos cuenta de que Él nos está dando lo mejor que tiene, pero que necesita que dejemos de mirar hacia atrás y comencemos a mirar hacia delante?

¿Dónde estás poniendo tu mirada? ¿En el medio del socorro de Dios? ¿En todo lo que dejas? ¿En todo lo que pierdes? ¿O en el futuro promisorio junto con el creador del universo?

Ver o no ver… esa es la cuestión

¿Qué estás viendo? ¿Dónde tienes puestos tus ojos?

Dios había cuidado de Lot de una manera especial. Con cada uno de esos actos le demostraba todo lo que lo amaba y su deseo de redimirlo, de sacarlo de en medio de la adversidad y poder llevarlo hacia una nueva tierra. Él había puesto sus tiendas mirando hacia la tierra y las posesiones, mientras que su tío había puesto sus tiendas mirando hacia arriba.

Donde pongo mis ojos tiene que ver con donde antes puse mi compromiso.

Lot estaba comprometido a tener más, a regodearse de los placeres y de aquellos que vivían igual que él. Y con el tiempo terminó en medio de una gran cantidad de problemas y circunstancias.

Aunque no veas… Él te ve

Dios sacó a Lot y a su familia de allí. Y lo hizo para que mirara para adelante, para que dejara de mirar en las cosas de este mundo, o dejara de mirar y poner su confianza en el hombre.

Para adelante, mirando hacia las cosas de Dios y comprometido con aquello que hizo que Abraham no solo fuera rico sino también bendito.

Parecía ser que se había entendido. Corrían salvándose de en medio de la ciudad que tragaba a sus habitantes y los volvía ciegos y limitados.

Sin embargo, en medio de la corrida, su esposa decidió mirar para atrás. Vaya a saber uno qué fue lo que le hizo volver su mirada hacia el pasado. Lo cierto es que eso la petrificó. Antes de girar su rostro, ella ya se había comprometido con lo que quedaba atrás y eso la llevó a quedar detenida en el pasado como una estatua de sal.

Cuántas personas hay hoy en día que son como la esposa de Lot, que a pesar de que Dios desea sacarlas y llevarlas a un futuro promisorio, en el medio de la salida, rodeados de milagros, de ángeles y de creyentes comprometidos, vuelven a poner su compromiso y su mirada en las cosas de ayer. Y quedan allí, petrificados, a medio camino, sin poder recibir la bendición de Dios por tener su mirada puesta en el pasado.

Cómo no paralizarse y ver más

Para ver lo que hasta ahora no viste tienes que estar comprometido con mirar hacia adelante y hacia arriba. Toda mirada hacia atrás seguramente te demorará, te detendrá o, peor aún, te paralizará.

Hoy es un buen día para mirar hacia todo aquello que puedes diseñar, que puedes construir. Dios quiere que veas cuando viene el bien y que estés tan pendiente de eso que tu caminar esté rodeado de su bendición.

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