¿Te distraes fácilmente?
Las distracciones son nuestro peor enemigo a la hora de querer adorar a Dios. Y no hablo solamente de la adoración un domingo por la mañana. Aunque hoy en día, eso se vuelve cada vez más difícil cuando ponemos más atención a nuestros teléfonos celulares que al mensaje.
Hablo de las distracciones que nos atacan todos los días y nos impiden pasar tiempo con Dios. Tal vez son problemas, el trabajo, el estrés, personas, o quizá pueden ser placeres del mundo aquellos que interfieren en nuestra adoración.
Y sé que puede resultar difícil hacerlas a un lado, pero basta recordar cuándo fue la última vez que te dejaste distraer y las cosas no terminaron bien. Incluso podrías hacer de eso una parte importante de tu vida y olvidar al Señor.
Deuteronomio 11:16 nos lo advierte:
"¡Cuidado! No se dejen seducir. No se descarríen ni adoren a otros dioses, ni se inclinen ante ellos."
Así que identifica cuáles son esas distracciones en tu vida, no tengas miedo a nombrarlas ni a enfrentarlas, necesitas poner a Dios en el primer plano de todas tus interacciones. No tengas tu mente ni tu corazón dividido en dos. "Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo." – Hebreos 2:1